Los tres pecados de Starcatherus - G. Dúmezil - parte 2

continuación....

El destino del guerrero- George Dúmezil

traducción de Juan Almela-
Siglo XXI editores


Aquí sin embargo, como en el caso de Hadingus, parecería que, si tantos esfuerzos críticos han esclarecido numerosos detalles, en cierto modo han velado algo lo esencial. Todos sin excepción parten de postulados implícitos muy dudosos, tales como éstos: este gran conjunto se habría constituido de piezas y pedazos; habría habido primitivamente varios Starkadr distintos, un héroe y un gigante; se deberían, se podría, de acuerdo con el contenido y el tono de los episodios, siguiendo por ejemplo el papel mayor o menor concedido a la religión, la austeridad, el ideal guerrero, o por el contrario la riqueza, la vida artesana o el desenfreno, situarlos cronológicamente, atribuir su redacción a tal o cual siglo, a formas de civilización diversas.

Cierto es, a priori probable que, como la de Heracles, la epopeya de Starkadr se enriqueciera en el curso de las edades con episodios numerosos, leyendas locales también, más o menos análogas a lo que contuviera ya; pero es menos probable que estas adiciones trastornaran el plan del conjunto, demasiado sencillo y significativo como para ser considerado fácilmente secundario.

Cierto, hay mucho trecho entre el largo relato de Saxo, único que sigue a Starcatherus desde su nacimiento hasta su muerte, y los de algunas sagas, cada uno de os cuales no contiene, sino una o dos grandes escenas de su vida, sin alusión a las demás; pero no es esta razón suficiente para considerar la reunión de todas estas grandes escenas en Saxo como resultado de una compilación artificial: los testimonios fragmentarios pueden no ser tampoco - y hay indicios que hacen pensar que en efecto no lo son - más que extractos, deformados por su separación, de relatos más completos.

Cierto, también en el propio Saxo hay discordancia de tono y espíritu entre diversos episodios de la carrera del héroe: pero ¿es seguro que la única explicación adecuada sea aquí de cronología literaria? ¿No será concebible que el plan impusiera, desde el principio y constitucionalmente, determinada variedad, que sólo es cosa de comprender?

Como suele ocurrir cuando para decidir no se dispone de ningún criterio objetivo, se han debatido indefinidamente estas conveniencias y verosimilitudes. Precisamente un criterio de éstos ofrecen los resultados anteriores de nuestros estudios: el plan sencillo y significativo de la epopeya de Starcatherus, al que acabamos de aludir por partida doble, está modelado visiblemente según la estructura indoeuropea, germánica antigua, de las tres funciones (soberanía religiosa, fuerza guerrera, riqueza); cada uno de los tres tercios del conjunto llama a los otros dos y cada uno aporta al conjunto una coloración necesariamente nueva. Starcatherus es un magnífico héroe, siempre conforme a su ruda y pura definición, salvo en tres ocasiones, en que comete sucesivamente tres faltas tocantes a la primera, la segunda, la tercera función: al servicio de un rey noruego, ayuda al dios Othinus a matar a su amo en una representación de sacrificio humano; al servicio de un rey sueco, huye vergonzosamente del campo de batalla después de la muerte de su amo: al servicio de un rey danés, asesina vilmente a su amo, mediando ciento veinte libras de oro. He aquí la traducción literal de los pasajes de Saxo que contienen estas articulaciones esenciales,pero antes que nada el relato del extraño nacimiento del héroe:

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