La Saga de Yngvar El Viajero -C 6

Capítulo 6

Combate Contra Gigantes y Piratas

Cuando el invierno había terminado, Yngvar se pone en camino en plena forma con todos sus hombres del reino de Jolf. Y cuando habían estado yendo por algún rato, alcanzaron una gran cascada de tal ferocidad que tuvieron que ir para la costa. Pero cuando alcanzaron tierra, vieron la huella de un gigante terrible. Tenía ocho pies de largo.

Los acantilados eran demasiados altos allí para subir sus barcos con cuerdas, así es que navegaron al lado de los acantilados hacia donde el río curveaba con la corriente. Una abertura pequeña fue divisada en los acantilados, y fueron a tierra, que era plana y húmeda. Yngvar les dijo a ellos que derribaran árboles y hicieran herramientas para cavar, y esto hicieron. Después de que empezaron a cavar, midieron la profundidad y la anchura del canal desde el punto donde el río debía fluir a ella. Tomó algunos meses de esto antes de que pudieran ir en sus barcos.

Y cuando habían estado viajando por mucho tiempo, vieron una casa y un gigante aterrador al lado de ella, tan feo pensaron que era el mismo. Se volvieron muy asustados y clamaron a Dios tener piedad de ellos. Luego Yngvar le dijo a Hjalmvigi que cante alabanzas para la gloria de Dios, ya que era un buen clérigo, y prometieron seis días con oraciones. Finalmente el gigante se fue de la casa en dirección opuesta a lo largo del río. Y cuando él se había ido, fueron a la casa y vieron que estaba rodeada de una pared fuerte. Y cuando entraron, vieron que la casa estaba sostenida por un pilar solo. Forjado de barro. Luego trataron de tajar el pilar todo alrededor de su base, hasta que la casa entera tembló con cada golpe. Yngvar les dijo a ellos que obtengan piedras grandes y las traigan para la casa. Esto hicieron. Y cuando el crepúsculo llegó, Yngvar les dijo que entren en las murallas y se escondan en los carrizos.

Y tarde en la noche vieron llegar al gigante, y él tenía a muchos hombres colgando bajo su cinturón. Afianzadamente le echó llave a la portilla exterior y a la casa. Luego comió. Cuando el tiempo pasó, fueron para ver lo que él traía entre manos, y oyeron sus poderosos ronquidos. Ahora Yngvar les dijo a ellos que saquen las piedras que habían traído, y los lanzaran al pilar así la casa colapsó. El gigante luchó duro, logrando conseguir sacar uno de sus pies fuera. Yngvar y sus compañeros subieron y le dieron golpes cortantes al pie con hachas - porque era duro como un árbol. Y cuando se hizo, ellos se aseguraron de que estaba muerto. Arrastraron el pie para el barco y lo conservaron en sal blanca.

Siguieron hasta el río dividido, y allí ven cinco islas trasladándose y aproximándose a ellos. Yngvar les ordenó a sus hombres alistarse. Él iluminó con fuego el pedernal consagrado. Pronto una de las islas subió y lanzó un aguacero de piedras contra ellos, pero se escudaron y devolvieron el disparo. Pero cuando los piratas vieron, empezaron a bombear con fuelles en el horno donde el fuego estaba, y un gran rugido apareció. Había también un tubo de bronce allí, y un gran chorro a presión de fuego salió a raudales de él, pegándole a uno de sus barcos, y en breve todo se hizo cenizas. Cuando Yngvar vio esto, él se lamentó de su pérdida y les dijo a ellos que le vayan a traer la yesca con el fuego consagrado. Luego él dobló su arco y ensartó una flecha les hizo poner la yesca sobre su punta, con el fuego consagrado. Y esta flecha voló del arco con fuego al tubo clavándose fuera del horno, y el fuego se volvió contra los paganos mismos. Y en el parpadeo de un ojo, la isla toda se había consumido en llamas, de hombres y barcos conjuntamente.

Y las otras islas han subido. Pero tan pronto como Yngvar oye la explosión de los bramidos, disparó el fuego consagrado y así también destruyó a esa gente del diablo con ayuda de Dios, así se volvieron nada menos que ceniza.
Pronto después Yngvar llegó al origen del río. Allí vieron a semejante dragón, nunca antes habían visto algo similar, en términos de tamaño, y mucho oro bajo él. Desembarcaron cerca y todos dieron un paso sobre la costa y fueron hasta que alcanzaron el lugar donde el dragón se arrastraba para el agua.

Ese camino era muy amplio. Luego Yngvar les dijo a ellos que rocíen sal a lo largo del camino y arrastren el pie del gigante allí, y dijo que él esperaba que el dragón estuviese allá arriba por algún rato. Mantuvieron bajas sus voces y se refugiaron. Y cuando el tiempo vino en que el dragón se arrastró para el agua, y cuando él llegó sobre el camino, vio sal delante de él, y comenzó a lamerla. Y cuando él vio el pie del gigante parado, lo tragó de inmediato.
El viaje fue más largo que lo usual, porque tres veces él cambió de dirección de regreso a beber después de hacer la mitad del camino. Entretanto Yngvar y sus compañeros fueron a la guarida del dragón, y allí vieron mucho oro, como caliente como si justamente había sido derretido en una fragua. Cortan el oro del conglomerado con sus hachas, y había una gran cantidad de riqueza allí. Luego vieron que el dragón estaba por llegar. Salieron con mucho tesoro y lo escondieron.

Abundaban los carrizos allí. Yngvar les ordenó ignorar al dragón. Hicieron como él dijo, excepto por algunos hombres que se pusieron de pie y vieron que el dragón estaba enojado por su pérdida. Él se levantó en dos patas arriba en su cola e hizo ruido como un hombre chiflando y dio vueltas alrededor en círculos en el oro. Dijeron lo que habían visto y luego se cayeron muertos.


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