Merlín enamorado - Merlín el mago del rey Arturo

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A la historia de Merlín se le agregó luego un final extraño y un tanto romántico. El ocaso del sabio Merlín - según aparece en el ciclo de Lanzarote en prosa y otras novelas posteriores del siglo XIII- tiene un regusto irónico. Según esta versión, el mago, ya anciano, se enamoró perdidamente de una bella jovencita - llamada Nimue, o Viviana según los textos- y, cediendo a sus pedidos, la fue instruyendo en sus trucos mágicos.

Ella aprendió así muchos hechizos y , al final, con uno de ellos apresó al mago dentro de una cueva, o una torre de aire o una campana de cristal. Y en esa mágica cárcel se quedó atrapado el viejo Merlín, y desde allí, en lo hondo del bosque, lanza sus quejumbrosos, gritos de vez en cuando. Un texto castellano, ya de finales del siglo XV, rememorando ese final, llamó a este relato novelesco El Baladro del sabio Merlín.

Sobre si la bella muchacha lo apresó cansada de sus requiebros y por odio o por amor, difieren las distintas versiones. Recordemos, en todo caso, que este final parece un buen ejemplo de un tópico clerical: el sabio, vencido, vencido por el amor, no puede escapar a la sutil astucia de la mujer; según los textos medievales, ni Aristóteles ni Virgilio se libraron de las trampas femeninas, y el primero sirvió de montura a una bella dama y el segundo fue colgado de una torre en una cesta.

Geoffrey de Monmouth introdujo en su Historia , la figura de Merlín, recogiendo relatos sobre un raro personaje que por sus rasgos proféticos y su retiro en el bosque evoca la silueta de un druida de la tradición bretona. Algún estudioso, como Geoffrey Ashe, llega a sospechar que , en sus remotos orígenes célticos. Myrddin pudo ser un antiguo dios. Más tarde otro escritor, Robert de Boron, perfiló esa figura en sus novelas, haciendo de Merlín el mago espectacular de la corte artúrica y del mundo caballeresco, y enlazó al profeta y nigromante con el mito del santo Grial. Explicaba así cómo el hijo del diablo se convirtió en un instrumento de Dios para impulsar la búsqueda denodada del Grial.

Así se completa la fascinante figura del mago Merlín que, siempre junto al rey Arturo, reaparece en la Vulgata (o Lanzarote en prosa) y la muerte de Arturo de Malorym así como en relatos de nuestra época, como los Idilios del Rey de Tennyson o Un yanqui en la corte del Rey Arturo de Mark Twain. Y podemos reconocerlo en el mago Gandalf de Tolkien (El Señor de los Anillos), como el consejero sabio en la gran aventura, el vetusto hechicero que impulsa al joven héroe en la fiera lucha contra el Mal tenebroso.

National Geographic Historia nº 50

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