Ragnarök (IV parte)



A primera vista, sorprenderá quizá que la mitología nórdica mate a todos los dioses importantes en la postrera batalla cósmica; podemos sospechar que esta concepción nihilista floreció particularmente en los tiempos fatalistas de la emigración de los vikingos. Varios indicios apuntan al origen relativamente tardío de la idea del Ragnarök: primero, los panteones paralelos de los indios, griegos y latinos no se extinguen; segundo, no se habla de que las diosas nórdicas resultaran aniquiladas, y tercero, y principal, de los anteriores argumentos podemos concluir que la muerte de Odín no fue, al principio, definitiva y que no formaba parte de un cataclismo cósmico permanente. Entre los otros dioses que mueren en el Ragnarök, o poco antes de él, vemos que la historia de Tyr- Gamr es una repetición del mito de Odín- Lobo: que Balder calcó los sucesos de un mito del Asia Menor, del dios que moría en el infierno y resucitaba anualmente; y que Frey (asimismo un “Señor”) recibe la muerte (en lo que atañe al Ragnarök, a manos de Sutr) respondiendo a las normas de un mito de Adonis.

El Ragnarök está íntimamente relacionado con lo que acontece después: la reaparición de ciertos dioses en un nuevo cielo, el surgimiento de una nueva tierra etc. Será útil, antes de proseguir, considerar qué dicen las fuentes.

La destrucción total del Universo, la muerte de los dioses, resultan difícilmente admisibles por la mente humana si no tienen una ulterior continuación, si no dejan una puerta abierta, por estrecha y lejana que sea, a la esperanza.

Dice Snorri que, cuando hubo oído los sucesos del Ragnarök, Gylfi preguntó: “¿Y después? ¿Qué ocurre cuando toda la Creación ha ardido, cuando todos los dioses han muerto con los Guerreros Elegidos y las Razas de los Hombres? ¿No aseguraste antes que alguien viviría eternamente en un nuevo ciclo?”
“El Tercero respondió: “Muchas son las moradas buenas y muchas las malas: la mejor será Gimlé; y excelente para estos dioses, que se divierten entrechocando las copas, es el palacio Brimir que está en Ökólnir, el Jamás Frío. También es estupenda la mansión que hay en Nidafyöll (hecha de oro rojo), denominada Sindri. Allí vivirán los buenos hombres, de corazón puro. En Náströnd, la Costa de los Cadáveres, existe una buena morada y otra mala: su entrada se orienta hacia el norte glacial. Además, está cubierta de serpientes trenzadas como si fuera un taller de mimbre, y todos los reptiles dirigen la cabeza hacia la sala y expiden veneno en tales cantidades, que de allí surge un río ponzoñoso: y los perjuros y los asesinos tienen que vadearlo”. Así se expresa:

“Vi una mansión
Alejada del sol
En Náströnd;
La puerta da al norte,
Gotas de veneno
Caen de los tragaluces
La sala está rodeada
de dorsos de serpientes.

Asesinos y perjuros
Entre los muertos
Para siempre vadearán
Las olas perniciosas;

Aunque está lo peor:

“Allí Nídhöggr descarna
Los cuerpos de los difuntos.

Publicar un comentario

0 Comentarios