EL CICLO MÍTICO LONGOBARDO X

Alberich

Incapaz de liberarse de la poderosa sujeción de Ortnit, el niño confesó que él era Alberich, rey de los enanos, y le prometió a Ortnit una maravillosa armadura y la espada Rosen - que había sido templada en la sangre de dragones, y por eso fue considerada invulnerable - si él sólo lo dejara ir.


¡Salvame, Otnit noble, por tu código de caballerosidad!
Una cota de malla te daré, fuerte, y de fuerza maravillosa;
La Mejor armadura nunca portada por un campeón en pie de lucha.

Ni ochenta mil marcas comprarían la brillante cota de malla.
Una espada de túmulo te daré, Ortnit, a ti caballero real;
Por la armadura, de oro y acero, cortas las penetrantes armas;
El yelmo podría aguantar filos nunca en este mundo vistos.'"
_ Heldenbuch _ (en inglés traducido por Weber).

El rey consintió, pero en el momento que puso en libertad al enano él sintió que le arrebataba de su mano, el anillo que su madre le había dado, y lo vio desaparecer misteriosamente, su voz sonaba maliciosa ahora en un lado, ahora por otro. Algún acuerdo se concretó antes de que el enano regresara el anillo, sucedió que después de que lo repusiera en la mano del héroe, pudo nuevamente ser capaz de ver a su antagonista.


Alberich ahora seriamente le informó a Ortnit que a pesar de su estatura infantil él era muy viejo ciertamente, habiendo vivido más de quinientos años. Luego procedió a decirle que el rey, a quién Ortnit hasta entonces consideraba su padre, no podía mantener el título de padre, pues él se había divorciado de su esposa en secreto, y la concedió en matrimonio a Alberich. Así el enano era el verdadero padre de Ortnit, y le manifestó que estaba listo ahora a aceptar su relación y proteger a su hijo


Ornit en Tyre

Después de dar a Ortnit la armadura prometida y la espada, y guiándolo a girar el anillo mágico si alguna vez él necesitaba la ayuda de su padre, Alberich desapareció. Ortnit, regresó a su pueblo, le informó a su madre que había visto a su padre; Y tan pronto como el clima le permitió se hizo a la mar a Suders (Tyre). Ortnit entró en el puerto como comerciante, y exhibió sus mercancías a las personas curiosas, mientras Alberich, por su pedido, desafía a Machorell, amenazando con tomar a Tyre y el castillo de Muntabure a menos que él aceptara a Ortnit como yerno.

El enano actúo noblemente en su tarea, y cuando Machorell lo despidió con desprecio, él se apresuró para regresar a Tyre, pidiéndole a Ortnit que no perdiera tiempo en sorprender y tomar en posesión la ciudad. Este consejo fue así bien ejecutado Ortnit pronto fue el dueño de la ciudad, y siguiendo la marcha para Muntabure, sitió el castillo, restituyendo a todos sus hombres pronto cuando fueron heridos, por un mero toque de su anillo mágico.

Alberich, quién nadie salvo él podía ver, se permitió conducir la caravana y portar el estandarte, que parecía agitarse en lo alto de forma fantástica. El enano aprovechó esta invisibilidad para escalar las paredes de la fortaleza sin ser visto, y lanzó hacia abajo las ponderosas máquinas usadas para arrojar piedras, flechas, alquitrán hirviendo, y aceite. Así en gran medida ayudó a Ortnit, quién, adentro mientras consumaba, sin prestar atención acciones de valor, excitaron la admiración de la Princesa Sidrat, que lo observaba desde su torre.

Leyendas de la edad media - cap V- Ciclo mítico longobardo - H.A Guerber

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