El valor del Chronicon Universale de Ekkehardo, en este pasaje, no es el de la originalidad, pues se limitó, como se ha dicho, a copiar el texto de Pablo el Diácono, sino el sentido que tuvo de restauración del relato, en todos sus detalles, que se había ido perdiendo desde el siglo VIII. Toda la evolución legendaria que se formó desde San Gregorio de Tours a Paulo Warnefrido, se borró en parte. Olvidada la crónica De Gestis Longobardorum, la leyenda habría quedado reducida a los restos pobrísimos de los cronicones medievales anteriores, sin esta revivificación de Ekkehardo.
Es tal vez por lo tanto este cronista uno de los que más contribuyeron a conservar la versión histórico-legendaria de la leyenda de Rosamunda hasta una época en que las literaturas románicas nacientes la resucitaron. Por su pluma, la narración volvió a tomar en el siglo XII —seiscientos años después de su origen— una forma completa y acabada que perduró más adelante, aunque tal vez no por él, sino por la versión de Pablo el Diácono, más conocida luego que la de Ekkehardo.
3. Los últimos textos histéricos-legendarios: San Antonino de
Florencia y Paulo Emilio. —En
Es indudable que aunque cita como fuente de un punto del relato a Juan de Colonia, utilizó de continuo la relación de Pablo el Diácono o la de su plagiario Ekkehardo, si bien dejó en todo su inconfundible personalidad que dio a los hechos un relieve enteramente nuevo y sugerente. No creo inútil, por ser raro, reproducir aquí el texto original[2]:
«Alboinus rex Longobardorum, antequam Pannoniam egrederetur, cum Guimundo (alias Chunimundo), rege Gepidarum congresus eum occidit. Cuius filius dum ad paternae necis ultionem accingitur, ab Alboino etiam superatus occiditur. Cuius exercitus partim gladio, partim captiuitate prosternitur. ínter captiuos autem filia ipsius regis Gepidarum occisi nomine Rosimunda, quae ab alus Rodisnida nuncupatur, pulcherrima corpore reperitur. Quam Alboinus in sui perniciem duxit uxorem. Qui etiam, ut refert loan. Col. Interfecti regis captus auferens, ac testam seu caluariam auro ornans, ex illa poculum ad bibendum fecit quasi pateram, ac illa in magnis solemnitatibus & festis utebatur. Cum autem hic Alboinus post multas hominum strages, ac civitatum excidia esset Veronae, ac semel in die solemni in coena cum
Debe señalarse además en este bello pasaje de San Antonino su afán crítico de depurar las transcripciones de los nombres propios de los personajes.
Ya en el siglo xvi, hacia 1516, el historiador italiano Paulo Emilio escribió todavía en su obra De Rebus Gestis Francorum una versión de la leyenda de Rosamunda, tomada de San Antonino, pero pobre de expresión y falta de todo encanto literario; más próxima a los áridos cronicones de
lozanía de
Después de tratar brevemente de la llegada de los Lombardos a Italia capitaneados por Alboino, continúa así[1]:
«Is Clotosinda mortua Rosimundam Comundi Gepidarum Regis a se praelio caesi filiam uxorem duxerat. Ex soceri calva more gentis, poculum fecerat, quo in solenibus epulis uteretur. In convivio vino gravior coégerat. Rosimundam calva patris bibere. Ea mox illam indignitatem ulta est. Amechilde formossimo ac audacissimo iuvene in necem viri dormientis impulso, pactione nuptiarum. Mortem Alboini tali tempore proceres Longobardorum indigne tulerunt. Parricidae ad Longinum Rauennam se proripuere. Clephes virtute sanguineque nobilissimus, Rex cratus, duodeviginti menses imperavit.»
Los textos antecedentes son los principales fundamentos históricos de la leyenda de Rosamunda que, aun llenos, en parte, de fantásticas adiciones y de dudosa autenticidad, han sido las bases únicas de los historiadores modernos que no han logrado hallar —ni es probable que exista en modo alguno— mayor documentación fehaciente de los hechos.
Ya se han visto anteriormente las opiniones de Cantú y de Dahn, seguidas por la mayoría. Creo inútil tratar de las historias universales o particulares modernas, de toda suerte, en que se alude a la leyenda de Rosamunda reproduciendo o siguiendo como fuentes los textos citados y transcritos, y me parece preferible seguir las derivaciones literarias, que conozco, de tan trágico argumento.
[1] De Rebus Gestis Francorum. París, 1554 —Lib. I, fol. 13—. Véase Tiraboschi: Storia della Letteratura Italiana. Milán, 1822-1826. Tomo VII, página 335.
[1] Divi Antonini Archiepiscopi Florentini, et doctoris S. Theologiae praestan tissimi Chronicorum opus., in tres partes divisum. Lyon. Juntas y Guitti.
1576, Hay otras ediciones tan raras como ésta.
[2] Parte II, título XII, capítulo VI, párrafo I.
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