«¿Dónde está ahora el guerrero? ¿Dónde está el caballo de batalla? ¿La donación del tesoro, y la celebración de la fiesta? ¡Ay! la reluciente jarra de cerveza, el guerrero ataviado con la cota de malla, el príncipe en su esplendor... ¡esos días se precipitaron hace mucho tiempo en la noche del pasado como si nunca hubieran existido!» Y ahora solo queda, como monumento a los guerreros, un muro maravillosamente alto con formas de sierpes talladas. Tormentas de lanzas de fresno han golpeado a los guerreros, carnicería de las armas y del Destino conquistador.
«Las tormentas azotan ahora estas murallas de piedra; la nieve ventosa y la furia del invierno envuelven la tierra; las sombras de la noche caen tenebrosamente amenazantes, desde el norte enviando rabioso granizo con ira sobre los hombres. La desgracia llena el reino de la tierra, y los decretos del Destino trasforman el mundo. Aquí la riqueza es efímera, los amigos son efímeros, el hombre es efímero, la joven es efímera; ¡todos los cimientos de la tierra fallarán!» Fragmento de: The Wanderer
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