LA BATALLA DE TEUTOBURG

Para ver un documental en YouTube, idioma inglés


PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3


fuente:

Las legiones perdidas de Roma : El desastre del bosque de Teutoburg. : Antecedentes


¡!"Quintili Varus, legiones redde"¡!
( !¡Quinctilius Varus devuelveme mis legiones!¡) ( Llanto del emperador Augusto al saber de la destrucción total de sus legiones a manos de los germanos.)


LOS GERMANOS

La fama guerrera de los germanos es casi tan antigua como la historia. Su rudeza, crueldad y valor eran suficientes para asustar incluso a las poderosas legiones romanas. El mismo Cayo Julio Cesar tuvo que recurrir a toda su elocuencia y habilidad para convencer a sus hombres a entrar en combate con los teutones.

En una ocasión, el líder romano en sus "Comentarios sobre la Guerra de las Galias" dijo : "Oyeron ( los legionarios ) exagerar a los Galos y negociantes la desmedida corpulencia de los germanos, su increíble valor y experiencia en el manejo de las armas, y como en los choques habidos muchas veces con ellos ni aún osaban mirarlos a la cara y a los ojos, de repente cayó tal pavor sobre el ejército que consterno no sólo los espíritus y corazones de todos. Los primeros a mostrarlo fueron los tribunos y prefectos de la milicia , con otros que , siguiendo desde Roma por amistad a Cesar abultaban con voces lastimeras el peligro........" . Y añade : "Pretextando unos una causa , otros otra de la necesidad de su vuelta, pedían licencia para retirarse".

Tuvo el jefe romano que convocar a todos sus centuriones y reprenderlos duramente, recordándoles las antiguas victorias de Roma sobre estos bárbaros, y los amenazó finalmente con ir a la batalla sólo con la décima Legión, la famosa Equestris que tomaría su nombre después de la derrota de los germanos de Ariovisto, única legión en la que confiaba.

El resto del ejército ofendido, negó estar acobardado y se reunió para combatir. Ese día Cesar atacó a sus enemigos al enterarse que según las suertes, los teutones habían decidido no entrar en batalla antes de la luna nueva. Los sorprendió, aplastó y los puso en fuga "mientras que sus mujeres desmelenado el cabello y llorando amargamente, al desfilar los soldados, los conjuraban que no las abandonasen a la tiranía de los romanos".

Esta victoria sin embargo no detuvo las incursiones germanas en las márgenes occidentales del Rhin, que era para los romanos y sus temibles rivales la frontera natural entre ellos, aunque ambos la violaban constantemente .
El problema para los bárbaros del lado este del Rhin era que el imperio había decidido de una vez por todas romanizar a los germanos, es decir someterlos. Sin embargo no era empresa fácil.



Eran los germanos gente ruda y brutal, que le daba un enorme valor a su religión poblada de dioses y mitos guerreros y que confiaban su estrategia en el campo de batalla muchas veces a lo que les decían sus divinidades o los augurios de sus druidas, debilidad que Cesar supo explotar en su favor en más de una oportunidad.

Valoraban también la libertad sobre todas las cosas, siendo orgullosos de no haber sido jamás sometidos, a pesar de algunas derrotas a manos de las mucho más poderosas, organizadas, y disciplinadas legiones del Imperium. Sin embargo no era raro que se jugaran la libertad en el juego de los dados entre ellos, lo cual no deja de ser una paradoja.


Era también muy importante el linaje y las familias, cuyos miembros se respaldaban entre sí de una manera tan violenta que eran constantes los enfrentamientos entre clanes y tribus.
Esta característica demostró a la larga ser un defecto trágico. Los grupos mantenían rivalidades tan fuertes que no era posible cohesionarlas, lo cual fue incentivado por los romanos que veían en estos bárbaros unidos un enemigo formidable y absolutamente temible.

ANTECEDENTES

Debido a las constantes incursiones de los germanos a través de la frontera del Rhin, el emperador Augusto decidió que se debía llevar los límites hasta el rio Elba, someter a las belicosas tribus que había en el área y convertir estas tierra en una provincia de Roma.



Sin embargo esta no era una idea nueva. Julio Cesar había derrotado a ejércitos enemigos del imperium en lo que ahora es Alemania, pero prudentemente había regresado al otro lado del Rhin.

Druso, uno de los yernos del emperador fue enviado el año 13 AC y realizó una profunda incursión en Germania. En el año 10 llegó hasta el rio Elba donde finalmente se detuvo no precisamente por haber sido frenado, sino porque se pensaba llegar hasta ese punto sin perjuicio de avances posteriores.

A la lamentable muerte de Druso, Tiberio transfirió la nación de los Sicambros a la margen izquierda del Rhin, es decir a las tierras que los Galos sometidos y aliados de Roma reclamaban como suyas. Sin embargo, trasladarlos era facilitar su romanización como Agripa había hecho anteriormente con los Ubios.

Hacia el 4 AC las legiones a cargo de Lucio Domicio Ahenobarbo ( barbas de cobre ) alcanzaron nuevamente el Elba y el año 6 DC Tiberio, en una operación que incluyó un avance por mar desde Jutlandia hasta el alto valle del Elba, marcaron lo que deberían ser las nuevas fronteras del imperio romano.



Debido a este incesante despojo e invasión de territorios, era imprescindible la unión de los clanes y tribus germánicas que como siempre estaban enfrentadas. El temor al aparentemente invencible poder de Roma y las diferencias entre ellos, hacían casi imposible este anhelo de unión; hasta que llegó Hermann, un querusco que había servido en las legiones y que al tomar la ciudadania romana había adoptado el nombre de Arminius.

ARMINIUS PRINCIPE DE LOS QUERUSCOS


Era Arminius un príncipe querusco entregado como rehen a Roma desde pequeño por como garantía de paz y respeto de los tratados firmados con el imperium por parte de esta tribu germana. Sin embargo el sufrido rehén demostró muy pronto que destacaba por encima de los mismos romanos.

Sirvió como legionario siendo ascendido por su bravura al cargo de equestre, un galardón que se entregaba a personas con las virtudes que los romanos consideraban incomparables, como valor extremo, honor, palabra y compañerismo a prueba de todo.

Sin embargo Arminius no había perdido nunca su condición de patriota y sufría por la voracidad imperial romana. Las tierras de su pueblo eran invadidas , sus compatriotas esclavizados y finalmente se organizó el sometimiento de las tribus teutonas.

Arminius que había aprendido ampliamente las tácticas de combate de las legiones comprendió que su pueblo no sería libre si no se unía para rechazar la invasión. Es así que buscó perseverantemente la alianza de las tribus. Sin embargo la aparición en escena de un nuevo protagonista lograría lo imposible.

En el año 7DC un funcionario romano fanfarrón, jactancioso, e imprudente asumió la tarea de romanizar a los bárbaros de Germania Magna. Su actuación prepotente y brutal facilitaría finalmente la tarea de Arminius a quién incluso tenía como hombre de confianza. Se llamaba Publius Quinctilius Varus y su nombre sería para los romanos andando los años, sinónimo de ineptitud, vergüenza, y el más doloroso de los lutos.

PUBLIUS QUINCTILIUS VARUS


Quintilius Varus era un hombre ambicioso y cercano a los círculos de poder más conspicuos de Roma, habiendo incluso conseguido casarse con Vinsania, una de las nietas del emperador Augusto. También pudo ganarse la confianza del gobernante, de modo que comenzó a acumular poder y cargos llegando a ser nombrado cuestor y posteriormente consul a partir del 12 AC.

Sin embargo las referencias que llegan hasta nosotros nos describen a un sujeto ciertamente ocioso, amante de placeres, muy poco visionario y amigo de emplear la violencia y el abuso cuando se trataba de gobernar.

Sobre él se dice que al llegar a gobernador de Siria, se las arreglo en apenas dos años para “llegar él pobre siendo Siria rica, e irse rico dejando a Siria pobre”. Al ser nombrado gobernador de Germania tuvo muy una percepción equivocada de sus habitantes, apoyada en la invencibilidad imperial desde los tiempos de Anibal. La soberbia la pagarían caro.

LA ALIANZA GERMANICA


Sin embargo el confiado jefe romano se dirigió tranquilamente hacia el este del Rhin; sus 3 legiones, la XVII, XVIII, XIX y los aliados de las tribus germanas garantizarían la seguridad de la marcha.

Mientras tanto las tribus habían decidido por una vez unirse para rechazar el avance imperial. La invasión, los abusos de diversa índole y los impuestos que había establecido Varus, provocaron finalmente la alianza germanica integrada por los Queruscos, los Marsi, Chattis y Bructeris.

Arminius, veterano de las legiones y líder de la coalición, diseño la estrategia: Nada de confrontaciones en campo abierto ( evitando de esta manera enfrentar el orden táctico superior de la legión), llevar a los romanos al interior del frondoso y pantanoso bosque de Teutoburg para entorpecer las maniobras de la caballería y la infantería.

Luego ataque incesante para evitar el despliegue defensivo eficiente, aprovechar la espesura de la maleza para minimizar el efecto de los venablos, saetas y flechas que seguramente dispararían los escuadrones romanos y a la vez disparar hacia la columna enemiga sobre cubierto, atacar a los civiles para maximizar el terror y la confusión, y sobre todo lograr la sorpresa.

Una vez pactado el plan de la emboscada, los germanos se ubicaron en las cercanias de lo que ahora se conoce como la colina de Kalkriese (actual sector de la Baja Sajonia y Renania del norte, Westfalia), en el bosque de Teutoburg y esperaron pacientemente.

Arminius por su parte se dirigió hacia el campamento romano para seguir engañando a Varus, sin saber que un pariente cercano lo estaba traicionando.

DETENLOS A TODOS ¡!

A pesar de la aparente tranquilidad entre los expedicionarios imperiales, comenzaron a llegar noticias alarmantes sobre sublevaciones en varios puntos del territorio. Esto sin embargo no logró conmover a Varus. Tampoco hizo nada por variar el orden de marcha, ni enviar espias, exploradores o equipos de vanguardia. Sin embargo parece evidente que los legionarios en general estaban llenos de confianza en el poder y en la fuerza de su ejército.



Las formaciones militares romanas eran en su enorme mayoría veteranas de varias guerras y tenían amplia participación en combates. A pesar de toda esta experiencia los errores continuaron. No obstante las constantes advertencias acerca de un muy probable ataque masivo sobre los legionarios, estos siguieron calmada y lentamente su camino, debido sobre todo a la dificultad que ofrecía el terreno lleno de arboles y pantanos, y a los civiles con pesados carromatos que los acompañaban.

Fue entonces que Varus cometió uno de los peores errores de la campaña. Sucedió que Segestes, padre la esposa de Arminius, -Thusnelda- advirtió abiertamente al comandante romano que Arminius encabezaría una gran rebelión y que preparaba una emboscada. Solo había una forma de cortar el problema : Debes -dijo el rencoroso suegro- detener a todos los jefes germanos que acompañan a Arminius, incluso a mí, y luego somete a tormento a tus prisioneros para que confiesen su plan!!!

Varus sin embargo estaba al corriente de viejas rencillas entre Segestes y su yerno por motivo de la rubicunda Thusnelda, quién había escapado a un matrimonio arreglado por su padre para irse con Arminius, a quién profesaba un amor y una devoción encomiable.

Por lo tanto Quinctilius Varus no sólo rechazó las puntuales advertencias de Segestes, sino que además lo acusó de estar calumniando a uno de sus hombres de confianza.

Aunque no se sabe con exactitud el número de germanos que aguardaban en la espesura del bosque de Teutoburg la llegada de sus enemigos, se calcula su número en no menos de 25 mil. Estos bárbaros que esperaban la señal para activar su enorme emboscada, estaban destinados a cambiar la historia del mundo.

Guiados por los "aliados" bárbaros los romanos siguieron avanzando hacia su destino final. En un punto de la marcha Arminius solicito permiso a Varus para explorar junto a sus queruscos el terreno por delante, para prevenir cualquier contraste y para traer a los aliados en camino.

Esta vez Varus cometió uno de sus últimos errores y dejo ir al líder germano quién junto a sus hombres se adentro entre los árboles. Sin que ellos lo sepan, la sombra de la muerte planeaba sobre las legiones de Roma.

Pocas dudas caben según los objetos encontrados en la zona cercana a la colina de Klakriese, en lo que se conoce como el bosque de Teutoburg, que los expedicionarios imperiales fueron completamente rodeados y sorprendidos.

Esto se deduce de la manera en que se encontraron los restos en el campo de batalla; empuñaduras de espada, broches de capas, proyectiles diversos, una buena cantidad de monedas con el sello VAR, ( evidentemente usadas para pagar los salarios de las tropas de Varus) y una interesante cantidad de artefactos de uso civil, todos concentrados en un área particularmente delimitada.

Sin embargo si se tiene en cuenta que la expedición romana tenía no menos de 20 mil individuos, presumimos que los atacantes debían tener por lo menos una cantidad similar. Ahora, si se tiene en cuenta que Roma tenía el mejor ejército de la época, que estaba muy bien armado y que tenían oficiales veteranos, no podemos descartar que los atacantes tuvieran una masa de guerreros muy superior en número.

El ataque se inició con un inmenso rugido salido del bosque, seguido de un violento combate donde las jabalinas romanas intentaban con dificultad alcanzar a los bárbaros, quienes aconsejados por Arminius debían tener jabalinas diseñadas para neutralizar los escudos romanos. Los proyectiles, saetas, flechas y otras armas arrojadizas volaron entre los ejércitos hasta que con un grito de guerra, los hombres chocaron.

Sin embargo una lluvia de grandes proporciones se desato en los momentos previos a la batalla. Este hecho en apariencia poco significativo, concluyó obstaculizando el movimiento de la columna imperial al empantanar el terreno y evitar el avance de los carromatos, impedidos de avanzar en el lodazal. La visibilidad de los arqueros y los movimientos de la caballería también se vieron afectados.

El choque fue feróz, entre el clamor de miles de hombres, se escuchaban los gritos de ordenes en el rudo latín de los centuriones, tribunos, y legionarios. A ellos contestaban los ordenes en el recio idioma germano, todos entremezclados con el bramido de las cornetas, los aullidos de horror y pedidos de clemencia de los acuchillados, el choque de las espadas romanas y las hachas de guerra alemanas, los relinchos, los ayes de las mujeres raptadas por los atacantes, y el espeluznante grito de terror de los mutilados

Finalmente, con un esfuerzo supremo si debemos creer en las relaciones romanas tomadas de los sobrevivientes, los romanos rechazaron el primer asalto alemán, e intentaron unirse para mostrar un núcleo lo más sólido posible y trataron atontados, shockeados y ensangrentados organizar la defensa.

Es evidente también que el ataque a los carros civiles, transtornó la columna imperial, ya que muchas de esas mujeres y niños, eran familia de los legionarios que luchaban, y serían la semilla de la provincia de Germania Magna. El desorden, y la angustia se sumaron al desbarajuste ocasionado por la poca visibilidad en medio del chubasco, la imposibilidad de adoptar el orden de batalla cerrado por la dificultad del terreno empantanado y lleno de arboles y la estupefacción ocasionada por una fuerza del ataque germano.

A la mañana siguiente Varus y sus oficiales ordenaron quemar todo el bagaje superfluo mientras veían como sus enemigos se reagrupaban para el ataque final. La disposición era abandonar el campo de batalla, sembrado de vísceras, miembros humanos y cadáveres. Quizás si alcanzaban el fuerte Alisum, o por lo menos salían a campo abierto, las legiones tendrían una mejor oportunidad ante el asedio germano.

El enigma obvio en este punto es como es posible que la fuerza legionaria, la mejor del mundo, fuese tan duramente golpeada, y que se resquebrajara como fuerza organizada ante el ataque bárbaro, cuando estos guerreros estaban mucho menos equipados defensivamente, y no poseían un equipo de guerra equiparable .

La respuesta parece ir mucho más allá de la sorpresa, los proyectiles con camiseta metálica, lo difícil de la geografía o la imprudente desorganización de la marcha. El valor y el salvaje arrojo de los germanos guiados por una mano competente como la de Arminius, que como ex legionario sabía donde y como golpear, pueden aclarar este punto.

Pero la explicación definitiva pude encontrarse en el hecho de que por primera vez en la historia un grupo de tribus reunidas bajo el comando de un líder audaz, estaba sembrando casi sin querer la semilla de la nación alemana, era un ya un pueblo unido, "ein volk" decidido a defender su libertad.

La prioridad de Varus y sus centuriones era entonces encontrar un terreno donde desplegar a los manipulos de manera correcta y proseguir la marcha.Sin embargo se logró un avance muy pobre. Rodeados por todas partes y sometidos a un ataque incesante, los romanos tuvieron que repetir por segunda vez la pesadilla insomne de la noche anterior.

"El siguiente día (el tercero) avanzaron en un orden un poco mejor, llegando a alcanzar campo abierto no sin sufrir perdidas . Al salir de ese sector se introdujeron nuevamente en el bosque, donde se defendían de sus atacantes sufriendo grandes bajas. Desde que tuvieron que formar sus líneas en espacios estrechos, en un orden en el que la caballería y la infantería juntas intentaban detener al enemigo, chocaban frecuentemente unos contra otros y contra los arboles" Cassius Dio Roman History 56:18-24

Después de este nuevo pero breve intento de avance, las tropas imperiales se vieron en la necesidad de preparar un terreno fortificado donde guarnecerse de los asaltos germanos y preparar una contra ofensiva que rompiera el cerco enemigo. Los legionarios se hicieron fuertes
tras sus improvisadas defensas y soportaron los ataques.

Esa noche entre los gritos habituales de los atormentados entre los que no deben haber faltado los desgarradores alaridos de los quemados vivos, ( viejo y conocido tratamiento germano contra sus enemigos ) los romanos deben haber llegado a la convicción de que si al día siguiente no se abrían paso, ni uno sólo de ellos saldría vivo de ese de ese enloquecedor y lugubre bosque.

Sin embargo los legionarios ya habían llegado al límite de sus fuerzas; después de 3 agotadores días de combate llenos de sangre, terror y muerte, y tres noches de haber dormido poco mal o nada, la desesperación comenzó a apoderarse de estas tropas que habían mostrando largamente prodigios de valor, pero no había sido suficiente.

En el stress de la batalla se deben haber dado cuenta por la incesante llegada de enemigos, que esta vez luchaban contra toda la nación sublevada. Los germanos así como harían luego con la cabeza de Varus, muy probablemente habrían enviado a las tribus indecisas toda clase de trofeos y miembros mutilados, instándolos a que se unan a la aniquilación de sus rivales.

El cuarto día, un encapotado cielo gris pareció ser un triste presagio de lo que sucedería. Un lluvia constante y feroz, acompañada de lo que parecen ser una racha de vientos casi huracanados se abatieron sobre el ensangrentado campo de batalla.

La hora decisiva había llegado.

LA CAIDA DEL AGUILA

Al cuarto día de combate, Varus y sus oficiales decidieron retomar la iniciativa mediante una embestida, que rompería el anillo alemán y les permitiría salvarse. Según las evidencias encontradas en el campo de batalla, muchos soldados antes del asalto decidieron enterrar su salario y otros bienes, en lugares donde después pudieran recuperarlos. Los recuperarían los arqueólogos casi dos mil años después.

Esto prueba que muchas de estos romanos ya estaban en el límite de su resistencia, y por primera vez en muchos años, dudaban de la victoria. Se pusieron en marcha en medio de la lluvia con las pocas armas arrojadizas que les quedaban, avanzando lentamente en medio del terreno mojado y con las corazas y armas defensivas empapadas y pesando mucho más que lo normal, debido a que muchas de ellas se fabricaban en cuero forrado de algodón.

Atrás en el campo fortificado, quedaron los heridos más graves, los civiles y algunos hombres para cuidarlos hasta que pudieran venir por ellos. Al llegar a la colina de Kalkriese las legiones optaron por subir la colina, según se dice porque los bárbaros habían derribado gran cantidad de arboles y habían construido una empalizada llena de obstáculos en el camino, que seguramente dividiría más la formación.

Desde la cima comenzaron a caer rocas y jabalinas, pero los romanos avanzaban orgullosos, muriendo en el intento. Arminius rápidamente reunió todos los hombres disponibles y los envió a reforzar las sucesivas posiciones germanas que comenzaron a ceder pero no se quebraban y devolvían golpe por golpe.

Entre los rugidos de guerra romanos o barritus , los pedidos de clemencia desgarradores, los alaridos de dolor, los relinchos de los caballos, los gemidos de los mutilados, las vociferantes embestidas de gigantes bàrbaros rubios con el rostro pintado de rojo que repartían hachazos y tajos de espada , en medio de ese espanto, los ejércitos encontraron un punto donde nadie quería retroceder, porque sabían que el derrotado no sobreviviría.

Las legiones ya totalmente agotadas, diezmadas y acometidas sin pausa, perecían de pie en un gran charco de sangre que se retorcia adolorido y aullante. Los lideres alemanes se dieron cuenta que todo el ejército imperial se tambaleaba y lanzaron un contraataque demoledor.

Las aguilas de los legiones XVIII y XIX, el símbolo mismo del poder militar del pueblo romano, los estandartes de su ejército, fueron capturados después de dar una muerte brutal a los portadores o aquilifers . El aguila de la legio XVII desapareció de la historia, algunos dicen que fue también capturada, otros que su portador en el colmo de la pena y el orgullo se arrojó a uno de los pantanos para hundirse con esta.

El fin había llegado

DIE VARUSSLACHT ( la derrota de Varus )

A esas alturas Varus se dio perfectamente cuenta de las trágicas consecuencias de su obstinación, y de lo que le pasaría si era capturado. Algunas fuentes dicen que le pidió a su esclavo que lo matara. Otra dice que puso su espada contra el piso y se dejo caer sobre ella.

En todo caso llega a nosotros la dramática resolución de un hombre totalmente deprimido y en el borde de la locura y desesperación. Su suicidio no fue el único, muchos de sus oficiales se abrieron las gargantas o los pechos con sus propias espadas, como correspondía a lo que los legionarios consideraban una muerte con honor, es decir morir con sus hombres antes que entregarse prisioneros.

Sin embargo dentro de ese ambiente frenético muchos romanos a diferencia de algunos de sus jefes y soldados, intentaron huir. El comandante de la caballería Vala Numonio entró en panico, y abandonó el campo de batalla con algunos hombres, sin embargo fueron alcanzados, acorralados, y destrozados:

"Vala Numonio dio un grave ejemplo de cobardía al abandonar a la infantería y huir tratando de alcanzar el Rhin con sus escuadrones de caballería. Sin embargo la fortuna vengó este acto, porque no sobrevivió a aquellos a quienes había abandonado, muriendo en pleno acto de deserción”. ( Velleius Paterculus, Roman History 2.119.4 )

El centurión Ceionius por su parte, esperaba con sus heridos y guardias dentro de la fortificación el desarrollo del combate. Un atardecer con el horizonte teñido de fuego fue marco de la destrucción de su tropa. Totalmente superado por el furioso contraataque germano, y con muchas brechas por las que entraba el enemigo, decidió finalmente rendirse para evitar el degollamiento de los legionarios a su mando.

Tenemos sin embargo claras referencias que la rendición no fue aceptada y los romanos fueron masacrados de manera atroz. A un prisionero le cortaron la lengua al grito de “Ahora serpiente dejaras de sisear”, otros según Tacitus que citaba a Plinio "el viejo", comandante que años después pudo conversar directamente con algunos sobrevivientes, nos habla acerca de quemados vivos ofrecidos a los dioses en altares de victoria; a otros los crucificaron, y no faltaron las extracciones de ojos.

Caldo Celio se hizo pedazos el cráneo con las mismas cadenas con las que había sido maniatado después de ver el impresionante suplicio de sus compañeros, otros fueron mutilados o decapitados y sus cabezas sirvieron de trofeos.

Varias horas después, probablemente asqueados por su propia crueldad, por la necesidad de esclavos que fueran testimonio vivo de la derrota de las hasta entonces invencibles legiones, o simplemente agotados después de muchos días de lucha y ebrios por los brebajes con los que habrían celebrado la victoria, los hombres de Arminius pusieron fin a la masacre.

Si consideramos que en nuestros días la destrucción de un convoy de 20 mil personas sería considerado una tragedia de proporciones, imaginemos entonces la catastrofe que fue hace dos mil años el sacrificio de la expedición de Varus.


Nunca más el imperium romanun intentaría asentarse a gran escala al otro lado del Rhin.

Vienen los germanos

Después de la derrota romana en el Bosque de Teutoburg, las tribus lideradas por Arminius decidieron barrer todo vestigio del imperio en lo que ellos consideraban su territorio, y porque no ? invadir la Galia, Italia y quizás la misma Roma.

Sin embargo el legado Lucio Nonius Asprenas comandante de las legiones XIV y XVI, había recibido las alarmantes noticias: hordas de germanos avanzaban aplastando a todas la guarniciones imperiales en la Germania .

Rápidamente Asprenas, que era un jefe enérgico y decidido, se dio cuenta que no podía atacar al enemigo sólo con las dos legiones que tenía, sin embargo si podía moverse para bloquear cualquier intento de invasión al interior de la Galia, por lo que se dirigió hacia el Rhin y envío un urgente requerimiento de refuerzos al emperador.

Entre tanto en Roma, Augusto estaba destrozado. Mucho se ha comentado acerca de su reacción al recibir la noticia de la irremediable perdida de sus soldados. Se cuenta que se golpeaba la cabeza contra puertas y paredes mientras gemía “Quinctili Vari legiones Rede” ( Quintilius Varus devuelveme mis legiones).

Otras versiones cuentan que en el aniversario de esa tragedia, se cortaba barbas y cabello como símbolo de luto, y que este episodio ensombreció su vejez y lo convirtió en un ser amargado, ya que a la sazón contaba con más de 70 años.

Sea como fuere el emperador reclutó nuevas legiones, las puso al mando de Tiberius (quién luego sería emperador ) y de un joven y competente comandante llamado Germanicus.

Estas tropas reunidas velozmente a la buena o a la mala entre esclavos, gladiadores, veteranos y legionarios regulares (debido a la escases de soldados después de la sangrienta rebelión en Pannonia ), fueron enviadas a conjurar cualquier intento bárbaro contra el imperio.

EL FUERTE ALISUM

Mientras tanto los victoriosos germanos avanzaban arrollando todo a su paso. Sin embargo su briosa embestida termino estrellándose contra el fuerte Alisum.

Sucede que la guarnición de esta fortificación dirigida por Lucio Cedicio estaba compuesta por soldados profesionales, muchos de los cuales eran cohortes pertenecientes probablemente a las legiones aniquiladas en Teutoburg que quedaron como remanentes.

Los hombres de Arminius tenían además poco experiencia en el asedio de fortificaciones, por lo que se vieron frenados, sobre todo por la lluvia de saetas y proyectiles que caían desde lo alto de las murallas de forma precisa y acertada, de manera que el asedio se prolongó mucho más allá de lo esperado.

Sin embargo esta situación no podía durar indefinidamente. Los abastecimientos en proyectiles y alimentos se agotaban. Los asaltos germanos eran brutales e incesantes, y aunque una y otra vez eran rechazados y muchos de los atacantes terminaban tendidos en el campo, era obvio que de no recibir auxilio, Alisum caería y sus defensores terminarían acuchillados con todos los civiles que allí se encontraban.

Finalmente resueltos a escapar, los romanos idearon un ardid. Se les ocurrió enviar cuando les fue posible salir, una parte de la guarnición por delante, para fingir la llegada de refuerzos, mientras que el grueso de la tropa con los civiles esperaban.

Sucedió entonces que un violento chubasco seguido de truenos y relámpagos se desató sobre el campo de batalla. Los romanos en silencio se desplazaron fuera de su fuerte pudiendo avanzar cerca a las filas germanas, hasta que estos se dieron cuenta y se desató la refriega.

No obstante los germanos, cuyo empeñó se había concentrado en la toma de la fortificación, se distrajeron en el saqueo de la ciudad y en el incendio de esta, dándole un respiro inestimable a los evacuados.

Cientos de metros atrás entre el miedo y la prisa los romanos podían observar el incendio de Alisum, y sin osar detenerse avanzaron varios kilómetros antes que los bárbaros se decidieran por fin a la persecución.

Pero esta vez los romanos consiguieron rechazar los asaltos de la caballería y retirarse en orden, no sin dejar algunos muertos y heridos.A lo lejos las trompetas y estandartes de los legionarios que fingían los esperados refuerzos llegaron a tiempo. Los germanos, que a pesar de sus victorias no habían olvidado la fuerza de la legión romana, decidieron retirarse.

Poco tiempo después la angustiada y agotada, pero sobreviviente guarnición de Alisum, se pudo reunir con las cohortes enviadas por Asprenas que marchaban en su auxilio.Germanicus y Tiberius a la cabeza de las legiones recien reclutadas se reunieron luego con Asprenas. Su imponente presencia basto para disuadir a la fuerza de Arminius de atacar al imperium

A pesar del retroceso de la frontera hasta el Rhin, de la dolorosa perdida de la expedición de Publius Quinctilius Varus y sus mas de 20 mil componentes, y de la humillante captura de las águilas imperiales, los romanos pudieron estabilizar la situación gracias al tiempo ganado por Lucio Cedicio y sus heroicos defensores del fuerte Alisum .

La Revancha

Era Germanicus un joven comandante que poseía un impresionante linaje familiar. Nieto de Marco Antonio ( el celebre amante de Cleopatra ) hijo de Druso Germanico (ex general victorioso en el territorio de la actual Alemania en las primeras incursiones romanas ) sobrino e hijo adoptivo del emperador Tiberius y hermano del futuro emperador Claudio.

Su ascendía entre los legionarios había llegado a tal punto que estos rudos soldados habían adoptado a su pequeño hijo como engreído de la tropa, de modo que vivía con ellos y hasta calzaba unas pequeñas botas militares llamadas caligae . Este niño andando los tiempos sería emperador, y su apodo derivado del calzado se haría celebre : botitas, en latín Caligula.

Germanicus había sabido ganarse el respeto y el cariño de sus hombres cumpliendose con él las viejas maximas de los grandes generales como Cesar, Napoleón, Carlo Magno, o Rommel, es decir le tienen fé, le obedecen, lo respetan y lo admiran.

También se cuenta que era de los que le gustaba debatir en asambleas con sus oficiales y algunos soldados distinguidos, siendo su oratoria inteligente y ponderada.Sin embargo por influencia y por ser patricio, Germanicus se acercaba peligrosamente a las esferas de poder, dicen que esa fue una de las principales razones por las que Tiberio, el emperador, decidió enviarlo a una empresa imposible : Castigar a los germanos, recuperar las aguilas perdidas, asegurar la frontera.

Es asi que el año 14 después de Cristo, Germanicus Cesar se puso en camino hacia el Rhin. A su lado marchaba un oficial veterano en guerras germanas, y que sería de mucha utilidad: Aulus Caecina Severus, conocido simplemente como Caecina.

Debido precisamente a que esta era más una campana de castigo y ya no tanto una de conquista, los romanos tuvieron el acierto de no llevar más civiles de los estrictamente indispensables. 4 legiones, 1500 hombres de caballería y 10 mil auxiliares ingresaron por sorpresa en el territorio de los Marsos, aliados de Arminius, que habían tomado parte en la batalla de Teutoburg.

Gemanicus no perdió tiempo en su avance y decidió tomar cumplida venganza por el desastre de Varus. Dividió su ejercito en cuatro columnas y ordenó la quema de varios campos alrededor del centro del territorio donde se encontraban sus enemigos. Cabalgando con sus tropas el mismo general romano dirigió la matanza, los sorprendidos Marsos tuvieron apenas tiempo para despachar algunos emisarios en busca de Arminius y sus aliados.

A fuego espada y arpón, las legiones aplastaron la débil resistencia y destrozaron a los que intentaron resistir. La caballería también intervino en la masacre, asesinando a todo hombre mujer o niño que encontraron y que no les era útil para esclavizarlo o exhibirlo en la caravana de triunfo.

Una gran parte de esta tribu fue de exterminada de una forma tan completa que nunca más los Marsos tuvieron en la historia mención o participación significativa. Sin embargo algunos lograron escapar.

Después de esta acción, Germanicus tomó la determinación de regresar a sus cuarteles de invierno. Sobre los cadáveres ensangrentados y calcinados del asentamiento principal de la valerosa tribu Marsi, el jefe romano llegó a la conclusión que una parte de la venganza ya estaba satisfecha.

Enterado de la incursión, Arminius convocó inmediatamente a los alemanes para hacer frente a esta nueva agresión romana. Sin embargo los refuerzos enviados para atacar a Germanicus sólo pudieron entablar escaramuzas de poca importancia.

SEGUNDA CAMPANA DE REVANCHA ANO 15 dC

Esta vez sin embargo la campana ya no sería tan fácil. Varias naciones germanas se levantaba nuevamente en armas excepto los Marcomanos y algunas tribus que habían decidido ser fieles al poderío romano y combatían con ellos como auxiliares.

Sucede que Maroboudo rey de los Marcomanos había firmado la paz con Tiberius. Sin embargo Arminius le urgía a unirse a la rebelión. Incluso envió a Maroboudo la cabeza de Varus en una canasta para demostrarle cuan vulnerables eran los romanos ante un pueblo unido. Sin embargo los Marcomanos mantuvieron su neutralidad.

Esa desunión entre los belicosos bárbaros les costaría muy caro. Arminius se veía obligado prácticamente a hacer una guerra de guerrillas o intentar montar emboscadas en vez de decidir una sola gran batalla .Los romanos por su parte tomaban todas las previsiones para evitar una situación parecida a la de Teutoburg, aunque el terreno lleno de arboles y bosques se prestaba para este tipo de emboscadas.

Para la segunda incursión Germanicus decidió dividir su ejército en dos columnas, dándole el mando de la segunda formación a Caesina.Se encaminaron entonces hacia el país de los Chattis esperando que los germanos mostraran la misma desorganización que mostraron para la defensa de los Marsos.

Caesina por su parte fue enviado a hacer frente a cualquier embestida de los fieros queruscos mediante acciones ofensivas y defensivas. Sin embargo un jefe capaz y despiadado como Arminius no iba a quedarse quieto. Dándose cuenta que las legiones difícilmente se dejarían atraer a una gran emboscada por segunda vez, comenzó a atacar a los aliados Germanos de Roma, comenzando por su suegro Segestes.

Como lo había previsto Arminius, el padre de su esposa llamó a los romanos en su ayuda. Esta acción permitió distraer la atención de Germanicus quién se encontraba intentando cazar a los Chattis, tribu que lejos de dar batalla abiertamente, decidió evacuar sus asentamientos y replicar con acciones de guerrilla, evitando de esta manera la suerte de los Marsos.

Sin embargo Germanicus consiguió caer sobre los queruscos e incluso capturó a la esposa de Arminius y a su pequeño hijo gracias a información y traición de su padre Segestes.En este punto se nota la decadencia moral de los romanos. Debido que no lograban derrotar al gran líder germano, decidieron vengarse con su familia. Esposa ( de quién se decía que estaba embarazada por segunda vez ) e hijo fueron enviados a Roma para ser exhibidos como animales encadenados en el triunfo que se le tributaría a Germanicus en su regreso.

Caecina por su parte cayó nuevamente sobre los Marsos que quedaban, atacándolos una y otra vez.Reunidos de nuevo Germanicus y Caecina eligieron castigar esta vez a los Bructeris, así que marcharon siempre en orden de batalla, previendo cuidadosamente cualquier ataque sorpresa y tomando las máximas seguridades.

Asi dispuestas las cosas, se abrieron paso lentamente por los bosques alemanes. Cuidadosamente avanzaron enviando sus espías y cuerpos de vanguardia hasta que encontraron un claro en el Saltus Teutuborgensis, el lugubre bosque de Teutoburg sembrado de osamentas, armas y restos de batalla.

Un doloroso y pensativo silencio se esparció entre los legionarios al reconocer lo que quedaba de la expedición de Varus :
En el centro del campo blanqueabanse los huesos de los hombres en el orden en el que habían caído, según si habían huído o combatido, algunos apilados en montones y otros tirados por doquier. Cerca habían regados fragmentos de armas y miembros de caballos, así como cabezas humanas clavadas en los arboles. En las tumbas adyacentes habían bárbaros altares, donde habían sido sacrificados los tribunos y los centuriones de alto rango. Algunos sobrevivientes del desastre que escaparon de la batalla y de caer prisioneros, nos señalaban donde cayeron los oficiales, donde fueron capturadas las aquilae (Aguilas) donde el legatus ( legado ) Varus fue herido por primera vez, y donde encontró finalmente la muerte al quitarse la vida con su propia mano.
From Cornelius Tacitus, "The Annals", Book 1:61

Se cuenta que Germanicus permaneció silencioso largo tiempo. Algo claro sin embargo quedo en el ánimo de los romanos mientras rendían honores y enterraban a sus compañeros caídos : a menos que fuera estrictamente necesario o directamente ordenado, no tomarían prisioneros.

A pesar de las profundas incursiones imperiales en gran parte del territorio germano, el elusivo Arminius se las arreglaba para adoptar la clásica táctica de golpear y escapar, evitando las grandes confrontaciones. Ello no significaba que no fuera capaz de dar grandes batallas, en una ocasión emboscó a la caballería de una manera tan contundente que de no haber sido por un rápido contraataque dirigido por Germanicus, este cuerpo hubiera sido aniquilado.

Sin embargo la campaña, contra los bructeris resultaba una empresa decepcionante. Las vías de aprovisionamiento eran atacadas constantemente teniendo que utilizar los romanos vías fluviales o marítimas. En este esfuerzo Caecina se separó y destinó a parte de sus hombres a la reparación de caminos y algunos puentes. Sin embargo estando en estos trabajos, Arminius atacó violentamente.

El líder germano era sin duda un general hábil, golpeo por sorpresa con gran fuerza y causo sensibles bajas en las filas enemigas. Sin embargo Aulus Caecina había tomado las previsiones necesarias. A pesar de las bajas pudo soportar el ataque y reagruparse detrás de un campo fortificado.

En este punto vuelven entonces las rivalidades internas que harían de la germanía un país vulnerable a los abusos del imperium. Sucedió que Inguiomerus, tio de Arminius convenció a los germanos para atacar inmediatamente de manera que pudieran tomar intacto el botín.

Arminius pidió esperar, asediar y provocar una respuesta romana para que salieran de sus empalizadas y luego poder aplastarlos de la misma manera que se hizo con Varus. Inguiomerus entonces peleaba por el botín y la gloria, Arminius por la libertad de su nación. Los germanos decidieron seguir al primero y cometieron un error.

Caecina vió entonces la oportunidad de salvarse a pesar de que estaba a punto de ser derrotado. Primero soportó todos los asaltos desde su fuerte. Luego cuando el ataque germano aflojó, desencadenó un potente contraataque que repelió duramente a sus rivales, causándoles cuantiosas bajas, y permitiéndole además retirarse con toda tranquilidad en busca de Germanicus.

El mismo Inguiomerus cayó herido en el combate. A pesar de la derrota, los germanos siguieron con sus rencillas internas. Sin embargo el mar del norte vengaría a los germanos. Una violenta tempestad hizo un daño enorme en la flota romana causando una buena cantidad de bajas, hecho que a la larga provocaría la cancelación de la campaña. Germanicus se retiró a sus cuarteles de invierno.

CAMPAÑA DE REVANCHA AÑO 16 dC.

Para el año 16 dC Germanicus se había dado cuenta que el eje sobre el cual giraba la alianza germanica eran los queruscos. Si les ocasionaban una gran derrota podían luego regresar para arreglar cuentas con los escurridizos bructeris, divertirse exterminando a los sobrevivientes Marsos y atacar a los Chattis y demás enemigos .

Es así que las legiones se dirigieron hacia las tierras de los queruscos y sus aliados Chattis, atravesaron la actual holanda por Arnhem y luego se encaminaron hacia el rio Wesser.
Su incursión los había llevado hasta el mismo corazón de la patria de Arminius. Allí los esperaban los germanos.

LA BATALLA DE IDISTAVISO.


Ocho legiones romanas comandadas por Germanicus y por oficiales que conocían la manera de combatir de Arminius, esperaban este momento, es decir la oportunidad de pelear en campo abierto, ejercito contra ejercito.

Arminius sentía muy probablemente la presión de los aguerridos jefes germanos por dar una batalla definitiva. Su especialidad era la emboscada, la sorpresa, el desgaste, y en ello había tenido bastante éxito, sin embargo su forma de luchar no era necesariamente compatible con el carácter belicoso de los hombres de su raza.

Es así que tuvo que alinear a sus guerreros calculados en 50 mil y ordenados en tribus con distintos jefes según procedencia. Evidentemente esto no favorecia un comando centralizado. Podían rodear y atacar sin cesar en un terreno que no permitiera al rival capacidad de maniobra como en Teutoburg, pero enfrentar pecho a pecho en campo abierto a la legión, era casi una locura y Arminius lo comprendía así.

La fuerza romana calculada en no menos de 28 mil hombres contaba también con 30 mil auxiliares y 6 mil hombres de caballería incluidos en la cuenta total. Los auxiliares eran los aliados de todas partes del imperium, que normalmente eran enviados a combatir por delante, para que recibieran todo el ímpetu del primer ataque, permitieran calcular el poder del enemigo y sufrieran el mayor número de bajas sin arriesgar vidas romanas.

Arminius desplegó a su gente de modo que pudiera minimizar las ventajas enemigas, poniéndose lo más cerca posible a los bosques, ocupando algunas colinas y colocándose a la derecha del rio Wesser. Lo angosto del campo daría pocas posibilidades a la caballería.

Germanicus por su parte desplegó a los auxiliares y aliados germanos al frente, (entre los cuales
estaba un hemano de Arminius), seguidos de sus equipos de exploradores, luego sus legiones y finalmente su propio cuerpo de praetorians (pretorianos).

La batalla debe haber empezado de la forma clásica, con el lanzamiento de “salvas” de flechas arrojadas por los arqueros, muchas de las cuales en estaban dotadas con sustancias inflamables y trapos en llamas. Luego se acercaron los auxiliares desplegando su infantería ligera y sus arqueros a caballo, quienes en rápidas incursiones atacaban las rugientes filas germanas.

Los bárbaros no pudieron soportar la provocación romana y se lanzaron hacia delante atacando a los auxiliares en el flanco derecho, quienes les dieron una terrible pelea.
Cuando estos cuerpos comenzaron a ceder terreno ante la furiosa arremetida germana, la caballería pesada imperial asaltó el flanco de sus enemigos causando enormes bajas y rechazando la embestida.

En el ala izquierda los germanos también se lanzaron a la ofensiva, pero los auxiliares y aliados alemanes consiguieron frenar a duras penas a los bárbaros. En ese momento los queruscos que ocupaban el centro se lanzaron hacia delante con Arminius a la cabeza, con un ímpetu tan arrollador que partieron la formación auxiliar, barrieron a las tropas de vanguardia y chocaron terriblemente con los legionarios.

Sin embargo los arpones las lanzas y las flechas cayeron sobre los germanos antes del choque, sin que esto frenara su carga. La lucha con los legionarios profesionales del ejército regular fue cruenta y feroz, así como los germanos hicieron gala de su conocido coraje y determinación, los romanos hicieron valer la disciplina que los hizo mundialmente famosos, en general, ambos eran rivales que morirían en su puesto.

Sin embargo la caballería pesada imperial que venía de vencer en el ala derecha cayo sobre la retaguardia de los queruscos causando un desastre. Paso a paso la legión comenzó a hacer pedazos la ofensiva germana. El mismo Arminius fue reconocido y herido por algunos auxiliares germanos que luchaban por Roma, sin embargo en medio de la masacre logró escapar con buena parte de sus hombres hacia los bosques.

Germanicus con la espada en la mano cabalgaba entre sus hombres repitiendo a gritos la misma orden ”¡!No tomen prisioneros, no tomen prisioneros ¡!”Muchos indefensos fugitivos que se lanzaron al rio Wesser fueron arponeados o flechados por escuadrones legionarios y una enorme proporción fue masacrada.

Sin embargo la orden se cumplía con excepciones. Como era tradición se tomaron prisioneros para exhibirlos en el corso del triunfo romanorum. Las características de los cautivos debían ser especiales, un albino, un jefe principal, los hijos de un rey, un jorobado, un bárbaro con una enfermedad monstruosa, soldados con una corpulencia sobresaliente, muy altos o muy enanos, un general, y unos cientos de guerreros para cargadores, trabajadores de minas, remadores en galeras o gladiatores. Las mujeres jóvenes o vírgenes podían servir como esclavas sexuales o de servicio o ambas cosas.

Todo el resto que cayo en manos de los romanos fue asesinado. Sin embargo Arminius que con los hechos había probado que su concepción de la guerra de guerrillas con oportunas emboscadas era la correcta, pudo huir y seguir luchando por la libertad de los deutches.

Debido a que el peso de la batalla fue asumida por los auxiliares, las legiones recibieron muy pocas bajas. Los romanos siguieron avanzando y llegaron hasta la frontera entre los queruscos y los Angrivariis, donde aparentemente Arminius y su gente fueron alcanzados. Se desarrolló un combate donde el impetuoso Inguiomerus cayó luchando a pesar de que los queruscos se atrincheraron en una fortificación. Nuevamente los romanos hicieron pesar su experiencia en los asedios al hacer uso de maquinas de asalto como plataformas y catapultas, con lo que derrotaron a los germanos.

Sin embargo Arminius no fue capturado y la guerra continuaba.

EL FINAL

Después de Idistaviso y viendo la derrota de los queruscos y los marsos, y en menor parte los Chattis y los bructeris, los Angrivaris y otras tribus ofrecieron su sumisión a Roma.

No obstante Germanicus todavía no había causado una derrota definitiva a los germanos. Si bien había conseguido vencer en algunas batallas, también había tenido victorias poco brillantes como la de Caecina sobre Inguiomerus, que más que nada fue una maniobra espectacular de último minuto que les permitió una retirada con sabor a triunfo, pero retirada al fin, porque estuvieron a punto de ser hechos pedazos. La victoria se les escapó a los alemanes de entre los dedos.

Arminius tampoco había sido capturado, sus tácticas habían demostrado ser muy peligrosas para Roma, no sólo en el plano militar, sino también económicamente. La guerra demostró que podía alargarse indefinidamente con resultados imprevisibles como había sucedido con las legiones de Varus. Los fuertes al otro lado del Rhin demostraron ser poco seguros, ninguno había sobrevivido a la embestida germana y la guerra estaba siendo muy costosa para el imperium.

Por otro lado una de las aquilae, la de la legio XIX, pudo ser recuperada por Germanicus. Era también muy importante que las disputas entre los germanos se mantuvieran. La presencia del poderío romano podía unir a los germanos contra el imperio con consecuencias catastróficas si se tiene en cuenta que por ejemplo ni los marcomanos ni los Angrivaris tomaron parte por Arminius de forma definitiva, y aún así el resto de las tribus se dieron maña para destrozar las legiones de Varus y clavar las fronteras en el Rhin casi para el resto de la historia.
Una frontera entre el mundo latino y germano que subsiste hasta nuestros días.

Finalmente Germanicus se estaba haciendo anormalmente popular entre sus tropas. Tiberius ya había sido advertido de los grandiosos planes de su comandante para el año proximo, que incluirían golpes contra los bructeris y los chattis, así como el exterminio total de los pocos marsos que hubieran podido sobrevivir. Si Germanicus tenía éxito podía finalmente intentar mediante sus vínculos militares, familiares, y políticos tomar el poder.

Y aunque nada hacía presagiar esta sospecha más allá de una duda razonable, el emperador dio por terminada la campaña germana y ordeno a su joven general el regreso a Roma.A pesar de las protestas de Germanicus la campaña había concluido. El general regreso a casa y fue premiado con un segundo consulado y con el triunfo.

A la cabeza del corso marchaba el general con un esclavo que ceñia sus sienes con una corona de laurel mientras le repetía “recuerda que eres sólo un mortal”. El populacho y la plebe aclamaban al vencedor que saludaba entre las hileras de resonantes trompetas, y redoblantes tambores, mientras sus legiones recibían multitudinario aplauso y mostraban la aquilae recuperada y otros estandartes. Luego llegaban los prisioneros.

Una mujer digna con la rubia cabeza en alto y la mirada orgullosa abrazaba a un niño que lloraba asustado abrazado a su madre, mientras que detrás avanzaban encadenados soldados, mujeres, ancianos y objetos diversos que eran mostrados al público.

Aquella mujer era Thusnelda la esposa de Arminius y el niño su hijo. A pesar de la risa, la curiosidad y el escarnio de aquella gente, la imagen orgullosa y erguida de la germana parecía personificar en el mismo corazón del imperium, la dignidad imbatible de un pueblo que había ganado su libertad.



EPILOGO

En el año 51 dC el general romano Publius Pomponius Secundus se enfrento a los Chattis. Mediante una violenta maniobra consiguió derrotarlos y ponerlos en fuga. Penetró profundamente en territorio enemigo y cayó con su caballería y sus legionarios en una de sus poblaciones principales, dedicándose a las clásicas acciones de quema, saqueo, asesinatos y violación tan típicos de la guerra de todas las épocas.

Sin embargo para sorpresa de las tropas romanas un puñado de viejos con ropas humildes de esclavo se acercaron levantando la manos y pidiendo que no los matasen. Al acercarse un grito salio de sus gargantas ¡! ave cesar imperator ¡! y recibieron a los llegados con el puño a la altura del pecho, el saludo legionario.

Los sorprendentes personajes fueron llevados a presencia del prefecto de caballeria y escritor Caius Plinius Secundus, màs conocido como Plinio "el viejo". Ellos revelaron su identidad. Eran dijeron, los últimos sobrevivientes de las legiones de Varus, los que habían visto todo y habían sido perdonados para esclavizarlos casi cuarenta años atrás.

Plinio los liberó de inmediato y les pidió contar lo que había sucedido. Algunas de sus referencias nos llegaron a través de él y son las que nos describen las torturas de los romanos capturados después de la batalla de Teutoburg.

Una de las aquilae de las legiones de Varus (la XIX) fue recuperada por Germanicus de los bructeris, después de una incursión de la caballería de Lucio Stertonius; otra se recupero en el año 41 (la XVIII) en una incursión contra los Chattis y la otra nunca fue recuperada.

Thusnelda, aquella mujer que había desafiado a su padre, y luego al imperio más poderoso de la tierra por fidelidad a su esposo, desapareció de la historia sin dejar rastro. Probablemente fue ejecutada aunque no sería raro que después de ultrajarla hallan querido esclavizarla, sin
embargo la ausencia de referencias nos acercan más a la versión de su muerte.

El hijo de Arminius creció bajo la sombra de la fama de su padre. Los romanos no perdieron la oportunidad para sacar provecho de ello y lo enviaron al coliseum para que sea adiestrado como gladiator. Su vida por tanto fue miserable y murió según dicen por las heridas causadas en estas lides.

Germanicus murió sólo tres años después de sus campañas, se dice envenenado por orden de Tiberius quién siempre había visto con mucho recelo a su popular comandante. El rumor del asesinato a manos del emperador es tan fuerte que se da por cierto hasta en nuestros días.

Maroboudo, el rey marcomano cuya neutralidad había sido valiosisima para los romanos envió la cabeza de Varus al emperador Augusto (la misma que le había sido enviada por Arminius). Se dice que estaba parcialmente quemada debido a que sus tropas intentaron destruir su cuerpo para evitar la profanación de su cadáver. La cabeza fue enterrada en el mausoleo destinado a la familia del emperador.

Finalmente Arminius el gran lider germano, resentido con los marcomanos por su neutralidad les hizo la guerra y los derrotó. Este hecho por si sólo demuestra como Arminius se había rehecho de sus derrotas contra los romanos e incluso atacaba impunemente a sus aliados en
Germania.

Maroboudo pidió y obtuvo el asilo en Roma al huir de su país. Pero Arminius era ya para los mismos germanos un hombre peligroso. Demasiado tenaz en su intento de unir Alemania bajo su liderazgo, se había ganado muchos enemigos. Sus propios compatriotas queruscos terminaron asesinándolo en medio de una disputa por el poder, pocos años después de las guerras germánicas y su nombre fue parcialmente olvidado.

En 1875 su memoria fue reestablecida, un inmenso monumento fue levantado por orden del famoso canciller Otto Von Bismarck, y allí esta, en Osnabruck, como símbolo de un hombre cuya misión en la vida fue conservar la libertad de su patria y terminó sembrando la semilla de la nación alemana.

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