Los «Getica» de Jordanes y la «Historia de los godos» de Casiodoro
Una de las cuestiones más controvertidas y que afecta decisivamente a la composición de los Getica es su relación con la Historia de los godos de Casiodoro. En el prólogo de los Getica, Jordanes presenta su historia goda como una mera compilación de la obra homónima de Casiodoro, al que denomina «el Senador»:
[...] suades ut, nostris uerbis, duodecim Senatoris uolumina de origine actibusque Getarum, ah olim et usque nunc per generationes regesque descendentem in uno et hoc paruo libello coartem .
El hecho de que esta Historia Gothorum casiodoriana no se nos haya conservado ha provocado el surgimiento de distintas teorías, la mayor parte de las veces encontradas, sobre la supuesta relación entre ambas composiciones. Para resumir lo esencial del debate diremos que un amplio sector de la crítica tradicional, con Mommsen a la cabeza, considera a Jordanes como un mero epitomador de la obra perdida de Casiodoro, sin ningún espíritu crítico y como mero reflejo del pensamiento de Casiodoro , mientras que otros estudiosos tienden a conceder cierta autonomía a la obra de Jordanes y a dotarla de identidad propia y de un notable grado de originalidad. En líneas generales estas dos posturas vienen a coincidir respectivamente con las opiniones de las escuelas histórico-filológicas alemana e italiana .
Aunque no hay argumentos definitivos que nos hagan decantarnos por ninguna de las dos hipótesis, dada la ausencia del modelo original que nos permitiría realizar una comparación objetiva, el estudio de los contextos históricos y culturales en los que se desenvolvieron ambos autores puede iluminarnos bastante a la hora de establecer una opinión al respecto.
Flavio Magno Aurelio Casiodoro (485- ca. 578 d.C.) escribió los doce libros de su Historia Gótica en torno a los años 519-33 a petición de Teodorico, rey ostrogodo de Italia desde el 493 al 526 . Participó activamente en la política de su tiempo al servicio de Teodorico y concibió esta obra como un instrumento de propaganda ostrogoda a fin de conciliar los intereses de la minoría dominante de raza goda y religión arriana con los de la mayoría de la población romana de religión católica sometida a su dominación. Los destinatarios de una obra de estas características eran sin duda los miembros de la aristocracia romana tradicional, a la que Casiodoro mismo pertenecía, ante los que era necesario mostrar una imagen positiva de los nuevos gobernantes godos y de su pasado glorioso con el fin de promover una concordia o al menos una coexistencia pacífica que garantizara un buen desarrollo de las relaciones entre ellos y un nuevo florecimiento de la decaída Italia . Esta política de reconciliación produjo en un principio buenos frutos, de los que son testimonio destacadas figuras como Boecio o Enodio; pero más tarde, con el afianzamiento del poder bizantino, se produjo la ocupación de Italia por parte de las tropas de Justiniano al mando de su general Belisario y la derrota de Vitigis, el último de los sucesores ostrogodos de Teodorico en Italia. Casiodoro pasó entonces cuatro años en Constantinopla (549-553) y más tarde se retiró a su fundación de Vivario, donde continuó su actividad literaria hasta su muerte.
Habría sido, por tanto, durante su estancia en Constantinopla cuando se habría producido el contacto entre Casiodoro y Jordanes hacia el 550 y donde Jordanes habría conocido la Historia Gótica de Casiodoro, a partir de la cual habría redactado sus Getica. Algunos estudiosos van más lejos y afirman que llegó a producirse una verdadera colaboración entre ambos autores y que por tanto deberíamos hablar de «autoría compartida» o incluso de «coautoría» de la obra . Esta hipótesis se funda en el hecho de que en los Getica de Jordanes se narran muchos acontecimientos acaecidos en el período posterior a la terminación de la Historia de Casiodoro, que, por consiguiente, no habrían podido ser «resumidos» en modo alguno por Jordanes. Esto implicaría, pues, que el mismo Casiodoro habría completado su Historia hasta el 550 o 551 durante su estancia en Constantinopla y que habría sido esta segunda versión de su obra la que resultó objeto de compilación por parte de Jordanes como instrumento propagandístico, esta vez a favor de Justiniano, ante sus nuevos súbditos de Italia.
Esta tesis se fundamenta sobre todo en la extraña alusión a la familia de los Anicios al final de su obra y a su «esperanzadora» unión con la estirpe ostrogoda de los Ámalos en la persona de Germano, hijo del patricio romano homónimo de la familia Anicia y de la princesa goda Matesuenta. Para Momigliano esta alusión es indicio suficiente de la redacción por parte de Casiodoro de esta parte final del relato, ya que respondería a las mismas motivaciones e intencionalidad que debía de tener toda la obra perdida de Casiodoro. La obra de Jordanes habría sido, pues, un mero instrumento propagandístico de un círculo de exiliados godos en Constantinopla para alentar una restauración goda en Italia en la persona del joven Germano. Sin embargo, toda esta argumentación se apoya sobre fundamentos tan poco sólidos que ha sido rechazada por la mayoría de los especialistas .
Ahora bien, hay algunos aspectos de la obra de Jordanes difícilmente conciliables con el pensamiento de Casiodoro y que con bastante probabilidad no se encontraban en absoluto en la obra perdida de éste último. Por ejemplo, es inconcebible que una crítica tan amarga de la religión arriana como la que hallamos en diversos pasajes de los Getica pudiese tener cabida en la obra de Casiodoro, un italorromano al servicio de un monarca ostrogodo como Teodorico, ferviente defensor del arrianismo . Su ardiente deseo de reconciliación itálica entre godos y romanos le habría impedido incluir en su Historia este tipo de descalificaciones ofensivas a la confesión religiosa de los gobernantes godos. En este sentido, la aportación de Jordanes debió de ser bastante más amplia de lo que tradicionalmente se le ha concedido. Puede ser significativo también a este respecto el hecho de que el único fragmento de la Historia Gótica de Casiodoro que ha sobrevivido, por ser citada por su autor en una de las cartas de sus Variae , ni siquiera se encuentre en los Getica de Jordanes.
Los intentos por detectar en la obra de Jordanes reminiscencias del estilo de Casiodoro no parecen arrojar tampoco resultados concluyentes por estar casi siempre abocados a un excesivo subjetivismo. Queda, por tanto, pendiente —y tal vez nunca será resuelta definitivamente— la cuestión del grado de fidelidad con el que Jordanes reprodujo esa Historia perdida de Casiodoro que manifiesta haberle servido de punto de partida para su resumen .
Desde nuestro punto de vista, la ardua controversia sobre el papel desempeñado por Jordanes en la elaboración de su obra, que suele enfrentar a menudo a los que le niegan cualquier contribución personal con los que pretenden hacerlo creador de una obra totalmente nueva, podría suavizarse bastante si se presta un poco más de atención a las palabras que acompañan en el prólogo de los Getica a su afirmación de haber compendiado en una pequeña obrilla (paruo libello) los doce volúmenes de la Historia de Casiodoro:
[...] ad quos et ex nonnullis historiis Graecis et Latinis addidi conuenientia, initium finemque et plura in medio mea dictione permiscen .
Esta declaración de Jordanes implica un trabajo personal (mea dictione permiscens) en el conjunto de toda la obra (initio finemque et [...] in medio) sobre la base del texto casiodoriano que permite, a nuestro juicio, hablar de él más como «adaptador» que como mero «compilador». Y el resultado de esta adaptación fue, sin duda, una obra nueva, con una estructura diferente y con motivaciones ideológicas muy apartadas del espíritu original de la obra de Casiodoro.
Por otro lado, si damos credibilidad al testimonio de Jordanes —y no parece que haya motivos para dudar de él a este respecto— una reproducción servil de la obra de Casiodoro le habría resultado materialmente imposible, dado que durante su estancia en Constantinopla tuvo acceso sólo durante tres días (ad triduanam lectionem) a los doce libros de la historia de Casiodoro gracias a los buenos oficios del administrador del autor . Bien es cierto que el término que utiliza Jordanes para referirse a esta lectura es relegi (volví a leer), que, según algunos, implicaría que Jordanes ya conocía bien esta obra por haberla tenido a su disposición años antes durante una posible estancia en Vivario, como hemos dicho más arriba , pero no es menos cierto que en tan corto espacio de tiempo una reproducción meramente plagiaria —como pretendía Mommsen— de tan voluminosa obra habría resultado poco menos que imposible. Por tanto, creemos más apropiado pensar que la obra de Casiodoro le habría suministrado el material de base (sensus et res actas), mientras que él habría añadido su aportación e interpretación personales (uerba et alia plura) a la nueva composición.
Si preferimos hablar de «adaptación» en lugar de «compilación» para el trabajo de Jordanes, es también debido a la enorme diferencia de mentalidad que debía de existir entre dos hombres tan diferentes como Casiodoro y Jordanes, que escriben sus obras con un intervalo temporal de casi veinticinco años en los que el panorama político había cambiado totalmente de rumbo. Casiodoro era un romano ilustrado de origen noble al servicio de un rey godo, mientras que Jordanes es un godo de orígenes oscuros al servicio de un emperador romano. En las obras de Casiodoro que se nos han conservado, al igual que debía de suceder en su Historia perdida, se aprecia un inequívoco deseo de ensalzar la gloria de los antepasados godos de Teodorico, ya dueño material de Italia, así como su rancia nobleza y sus hazañas, para colocarlo a la altura de sus nuevos súbditos/compatriotas romanos y que éstos lo acepten como tal. En los Getica de Jordanes, por el contrario, aunque no desaparece del todo este fondo de exaltación de la raza goda, herencia probable de Casiodoro, las circunstancias políticas hacen que quede un tanto diluido y predomina una impresión, mucho más acorde con los nuevos tiempos, de decadencia de la antigua grandeza goda, a merced ya de sus nuevos gobernantes bizantinos. En este sentido, quizás nada resulte más ilustrativo de esta nueva tendencia de Jordanes que las líneas conclusivas de su obra, en las que quedan magníficamente reflejadas las coordenadas básicas de su nuevo pensamiento:
Haec hucusque Getarum origo ac Amalorum nobilitas et uirorum , fortium facta. Haec laudanda progenies laudabiliori principi cessit, et fortiori duci manus dedit, cuius fama nullis saeculis nullisque silebitur aetatibus, sed uictor ac triumphator, Iustinianus imperatoret consul Belisarius, Vandalia Africani Geticique dicentur. [...] Nec si tomen cuncta, quae de ipsis scribuntur aut referuntur, complexus sum, nec tantum ad eorum laudern, quantum ad laudem eius qui uicit exponens .
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