Stonehenge, ¿un sanatorio neolítico?

Stonehenge, ¿un sanatorio neolítico?

Por Juliett Morales García

Corría el año dos mil 300 Antes de Nuestra Era (A.N.E) y un hombre poderoso, el ahora llamado arquero de Amesbury, llegó a Stonehenge desde los Alpes Europeos con una herida en la rodilla, un grave problema dental y la fe en el poder curativo de las piedras areniscas.

Sus restos descubiertos por Tim Darvill, de la Universidad de Bournemouth y Geoff Wainwright, ex director de arqueología del Patrimonio de Gran Bretaña, entre una cantidad anormal de huesos humanos, sugieren que la edificación neolítica era un centro al que acudían desde lugares diversos los hombres de la Edad de Bronce con un solo objetivo: sanarse.

Las pruebas de radiocarbono hechas a la materia orgánica desenterrada cerca de los megalitos muestra que el círculo original de rocas areniscas data del año dos mil 300, época en que el cazador de Amesbury viajó a Stonehenge, de donde nunca regresó.

Hasta ahora se estimaba que la construcción databa de entre los años dos mil 600 y dos mil 400 A.N.E.

El hallazgo también abrió las puertas a una nueva hipótesis aún por confirmar: Si se encontraron restos de personas enfermas, tal vez Stonehenge era una especie de casa de socorro o centro de emergencia.

Aún los científicos se preguntan cómo se las ingeniaron los habitantes locales de la Edad de Bronce para trasladar fragmentos rectangulares de roca arenisca de tanta envergadura a esa región próxima a Amesbury, en Wiltshire, 13 kilómetros al norte de Salisbury, sur de Gran Bretaña.

Otra interrogante aún sin aclarar es la finalidad del monumento. Se cree que tuvo un objetivo ceremonial, funerario o astronómico para indicar la llegada de los solsticios.

Pero Darvill y Wainwright piensan que si con la atrasada tecnología neolítica se realizó esa hazaña, tal vez a las piedras les eran atribuidas propiedades medicinales o mágicas.

EVIDENCIAS

Según el equipo, Stonehenge puede ser comparado con una especie de centro asistencial, como muestra la cantidad de restos humanos con huellas de enfermedades y heridas halladas en sus proximidades.

Los análisis dentales revelan que la mitad de las osamentas pertenecían a personas que no eran vecinos del lugar, lo cual sugiere que hasta allí tal vez llegaban con la esperanza de encontrar alivio a los males del cuerpo.

“Stonehenge no sólo atraía a las personas enfermas, sino también a los capaces de curarlos. Por lo tanto, se volvió la 'sala de emergencias' del sur de Inglaterra”, explicó Darvill.

Con el propósito de probar esta hipótesis o desecharla, el equipo solicitó luz verde al organismo encargado de velar por el patrimonio cultural británico para extraer un fragmento de tierra de 2,5 metros por 3,5 metros, entre dos círculos de los bloques de piedra.

Durante las excavaciones realizadas, hasta ahora, fueron sacadas un centenar de piezas de material orgánico de las cuencas areniscas originales, que se encuentran bajo el monumento.

De esos fragmentos, 14 se extrajeron y trasladaron a la Universidad de Oxford donde se realizaron análisis de datación con el método de radiocarbono.

Como resultado se determinó la fecha más precisa en que se construyó Stonehenge, el año dos mil 300 A.N.E, casualmente la misma época en que el cazador de Amesbury fue enterrado a solo cinco kilómetros de los megalitos, a donde pudo haber acudido para que “las piedras milagrosas” sanaran sus heridas.

"Estamos convencidos de que la gente viajaba a Stonehenge para aliviarse. Pero el sitio probablemente tenía más de un propósito, así que también caben otras interpretaciones", indicó el profesor Wainwright.

La interrogante sigue en pie y el hombre de Amesbury puede ayudar a responderla.

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