Como hemos dicho, el Ragnarök es una concepción relativamente tardía quizá puramente escandinava, e incluso noruega e islandesa. En la Ynglinga saga, por ejemplo, Odín danés y el sueco Frey mueren en sus lechos, sin tener conflictos con Sutr y los hijos de Muspell. El Ragnarök contiene dos ideas capitales: primera, la destrucción de los Divinos Poderes por la intervención de los Hijos de los Destructores del Mundo, y segunda, la asistencia que prestan a los Divinos Poderes hombres lo bastante valientes para perecer en el campo de batalla.
Pero ya hemos mostrado que la “batalla perdurable”, de la que nació el concepto de los Campeones, existía ya independientemente no sólo en el mito gotónico, sino en el celta; y también que la destrucción de Odín, devorado por un Lobo, y la de Tyr por un procedimiento similar, son el mismo mito, que se retrotrae a la época indoeuropea y que se refiere a una desaparición temporal. Por tanto, las ideas de retorno, de resurrección, de un nuevo cielo y de prolongación del antiguo, han existido en la mitología pagana desde los tiempos más primitivos, y no hay necesidad de explicarlas diciendo que son un préstamo de las doctrinas cristianas. No hay que crear por lo tanto inútiles complicaciones en un asunto ya de por sí muy oscuro, ni impresionarse por semejanzas que se explican como coincidencias naturales en el espíritu humano.
Advertimos, pues, que el mito del Ragnarök, tal como lo cuentan los dos Eddas, se ha desarrollado mediante un proceso de aglutinación, y es un conglomerado de diferentes relatos. Hemos reconocido ya la temporal desaparición del Padre del Cielo (Odín y Tyr), la desaparición temporal del “señor” en el infierno (Balder y Frey), la Batalla Perdurable y la Cacería Salvaje (de Odín- Vâta). Acrecentando la confusa acumulación, los autores de los mitos añadieron uno o quizá dos cuentos al Ragnarök, el del diluvio y el de un gran incendio. Aquí intervienen Líf y Lífzrasir. Snorri los presenta como supervivientes de los fuegos de Sutr (Gylf. LIII), pero su fuente (Vafzrúdnsmál 44, 45) los describe sobreviviendo al Fimbul- Invierno, el monstruoso trastorno del clima del mundo. Se ocultan en el “bosque de Hoddmímir”, figura del fresno Mundial Yggdrasill. Se calcula que hay dispersos por el mundo cuatrocientos a quinientos mitos del diluvio, muchos de los cuales hablan de terribles granizadas y celliscas (Völ. 44, Gylf. LI), de inundaciones marinas de la tierra (Gylf. LI) y de la tierra sumiéndose en las aguas (Völ. 56, Gylf. LI) De estas descripciones, incluidas en su relato del Ragnarök, se deduce que el Völuspá y Snorri se hallan frente a un mito del diluvio, que concierne a la inundación de toda la tierra. ¿Qué ocurrió a sus habitantes en tales circunstancias? Unas versiones tratan de la salvación en un arca (Noé y las parejas de animales), otras de la lograda escalando a un monte alto (Perú), otras trepando a un árbol; una, que cita Bellamy, es una combinación de los tres métodos: monte, árbol y embarcación. Hemos visto del mito gotónico del diluvio en la historia del gigante Bergelmir y de su mujer, los cuales dice Snorri, se salvaron “encaramándose a un molino”. Si consideramos esto, sumándolo a las pruebas presentadas con objeto de demostrar que el Völuspá y Snorri tratan de un mito del diluvio, tendremos que suponer que Líf y Lifzrasir se salvaron de una inundación mundial encaramándose al árbol Yggdrasill. Una inundación mundial no una del cielo; dicho de otro modo, la historia de esta pareja y de su diluvio no tuvo al principio ninguna relación con una destrucción general de los dioses.
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