Ethelfleda, hija de Alfredo el Grande, mandó a levantar una muralla para defender Warwick de los vikingos en 914. A pesar de ello en 1016 éstos arrasarían parte de la población. El castillo actual se remonta a 1068, cuando Guillermo el Conquistador lo erigió para consolidar la conquista normanda de Inglaterra.
EN BUSCA DEL BOTÍN
En los países que invadían, los vikingos tenían un único objetivo: saquear aunque a veces podían conformarse con una generosa indemnización por no hacerlo. Igualmente recibían grandes sumas por el rescate de los prominentes personajes que secuestraban.
En ocasiones también se convirtieron en mercenarios al servicio de alguna facción en lucha con otra, o para mantener determinadas regiones libres de la presencia de otros vikingos. En algunos casos establecieron en los países ocupados un efectivo sistema de recaudación de impuestos, que también puede llamarse extorsión. El sistema recibió el nombre de danageld (“oro danés”), un pago obligado al ejército de ocupación danés en dinero, joyas, bienes o víveres y provisiones.
Los guerreros que participaban en la expedición recibían la parte del botín que les correspondía, que luego repartían entre sus allegados. Sus victorias y las riquezas capturadas les otorgaban un gran prestigio social, algo muy importante en el mundo de los vikingos. Las expediciones afortunadas eran cantadas por los skjalds o escaldos, los trovadores nórdicos, que ensalzaban las hazañas llevadas a cabo por los guerreros vikingos en tierras lejanas. Hubo soldados profesionales que participaron en este lucrativo negocio y algunos debieron quedar bastante satisfechos con los resultados obtenidos, pues repitieron la experiencia varias veces. Un ejemplo para la posteridad ha quedado grabado en una piedra rúnica de la parroquia de Orkesta, en Suecia, en la que puede leerse:”Karsi y [...] hicieron grabar esta piedra a [la memoria] de Ulf, su padre. Que Dios ayude a su espíritu y la madre de Dios. Ulf que ganó tres dan[geld] en Inglaterra. El primero [fue] la leva de Tosti. Después la de Torkel. Después la de Canuto”.
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