ORIGEN Y GESTAS DE LOS GODOS

Jordanes


Origen y gestas de los godos

Edición de José María Sánchez Martín
Traducción de José María Sánchez Martín
CÁTEDRA
LETRAS UNIVERSALES

Titulo original de la obra:
De origine actibusque Getarum

Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S A), 2001
Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid
Deposito legal M 6132 2001
ISBN: 84 376 1887 8
Printed in Spain
Impreso en Fernández Ciudad, S L
Catalina Suárez, 19 28007 Madrid


INTRODUCCIÓN
Para Tinín,
que aprendió por mí los reyes godos


El autor: perfil biográfico de Jordanes*
La figura de Jordanes se ha visto rodeada siempre de una intensa nebulosa que hace difícil trazar un perfil biográfico definido sobre este personaje. Los escasos datos que poseemos sobre nuestro autor debemos extraerlos de detalles concretos que salpican su propia obra y que son susceptibles de ser interpretados de diversas formas.
Comenzando por su propio nombre, las primeras ediciones impresas de sus obras nos ofrecen las formas Jornandes, Jordan(n)is o Jordanus . Esta diversidad onomástica encuentra su explicación en las distintas variantes ortográficas que presentan los manuscritos que transmiten su obra. Los editores modernos, a partir de Theodor Mommsen, se han decantado mayoritariamente por la forma Jordanes (lat. Iordanes) que se encuentra en la familia de manuscritos más autorizada y en la mayor parte de la tradición literaria medieval. No han faltado, no obstante, quienes han optado decididamente por la forma tradicional Jornandes y han tratado de justificarla con variados argumentos .
El segundo problema que ha planteado tradicionalmente a los estudiosos la figura de Jordanes es el de sus ascendentes familiares y su patria de origen. En un pasaje de su obra afirma que su abuelo Paria fue secretario (notarius) de un caudillo alano llamado Candac, que su padre se llamaba Alanoviamut, y que él mismo ocupó también más tarde el puesto de secretario de un tal Guntigis, jefe militar de origen ostrogodo, antes de su «conversión» .
A partir de estas afirmaciones de Jordanes algunos investigadores se han esforzado en negar su supuesto origen godo y han preferido considerarlo de estirpe alana . El nombre de su padre y la función administrativa ejercida por los miembros de su familia y por él mismo parecen orientarnos en principio en este sentido. A esto hay que añadir el tratamiento de favor que recibe el pueblo alano a lo largo de toda la obra de Jordanes. Sin embargo, nada impide que perteneciera a una familia de origen godo y que ésta se hubiera incorporado a estas funciones notariales después de la ocupación de los territorios de Mesia y Escitia Menor por parte de los alanos después de la caída de Atila en el 454. A esto parecen apuntar también otras afirmaciones de Jordanes, como la que en el epílogo de su Historia Goda pretende defender su objetividad en la exposición de los hechos narrados frente a los que pudieran sospechar que ha alterado su contenido para favorecer al pueblo godo «del que procede» .
Aunque ningún dato concreto permite conocer su año de nacimiento, hemos de suponerlo ya adulto cuando entra al servicio del caudillo militar Baza (sobrenombre de Guntigis). Sabemos que este jefe alano intervino en la campaña italiana llevada a cabo por el general bizantino Belisario entre los años 538 y 540 y que participó en los asedios de Roma y Ravena. El excelente conocimiento de esta última ciudad manifestado por Jordanes en sus descripciones podría ser un indicio de la presencia de nuestro autor en esta campaña al servicio de Guntigis.
Poco después de esta fecha debió de tener lugar su «conversión», ya que antes de ésta nos confiesa que era «agrammatus» , es decir, desconocedor de la cultura escolar y de las grandes obras literarias de la Antigüedad. Si tenemos en cuenta que unos años más tarde (hacia el 550), cuando emprende la redacción de sus Getica, confiesa haber leído ya un buen número de autores, tanto griegos como latinos, hemos de admitir necesariamente un período intermedio de formación. Ahora bien, esta conversión es una de las cuestiones más espinosas y polémicas que plantea la biografía de Jordanes. La ambigüedad de este término y la ausencia de otras alusiones en otros lugares de su obra ha suscitado un controvertido debate entre los estudiosos.
Para algunos podría tratarse simplemente de una conversión del paganismo o del arrianismo al catolicismo, como era frecuente en los ambientes góticos contemporáneos. Para otros se trata de una conversión espiritual y personal más profunda que lo habría llevado a abandonar su estado seglar y a abrazar la vida
monacal . Su feroz condena de la «perfidia arriana» en algunos pasajes de su obra bien podría haber sido fruto de su fervorosa exaltación de nuevo converso . Pero si se tratara simplemente de la abjuración de su antiguo credo arriano, nada le habría impedido continuar al frente de su anterior cargo de notario de Candac y de sus atribuciones como funcionario público. Por el contrario, su nueva actitud y cambio radical de vida parecen responder más bien a motivaciones de índole espiritual. Hasta el punto de que algunos estudiosos, como B. Luiselli , llegan a considerar que fue en Vivario, el gran centro monástico y cultural fundado por Casiodoro en el 539, donde habría profesado como novicio y adquirido su vasta cultura literaria. Más tarde habría abandonado este monasterio para convertirse en obispo de Crotona, en Calabria .
El argumento de mayor peso que parece avalar esta teoría es su relación con el papa Vigilio, pontífice romano exiliado en Constantinopla por orden de Justiniano desde el 547 al 554. Jordanes, ya con rango episcopal, lo habría seguido hasta aquella ciudad, y es allí donde habría escrito sus obras . Esta relación de cercanía con el papa Vigilio se fundamenta en un escrito del pontífice del año 551 en el que se menciona a un Iordanis episcopus Crotoniensis y, sobre todo, en el prólogo de la otra obra de Jordanes que se nos ha conservado, De summa temporum o Historia romana, en el que dedica esta obra a cierto Vigilius nobilissimus et magnificus frater , en quien se ha querido ver la persona del pontífice. Sin embargo, son muchos los estudiosos —sobre todo de la escuela alemana— que no se muestran partidarios de tal identificación . Para ellos, el Vigilius del prólogo jordaniano es, sin duda, un laico, probablemente un amigo, a juzgar por el tratamiento que le otorga nuestro autor (un simple «frater»), que cuadra muy poco con toda la serie de fórmulas estereotipadas de uso común en todos los escritos de la época dirigidos a este tipo de dignidades eclesiásticas. Por otro lado, la exhortación de Jordanes a Vigilio a la conversión y abandono del mundo a ejemplo suyo no parece la más apropiada para un superior jerárquico, sino más bien para un amigo, probablemente seglar como el frater Castalius a quien dedica sus Getica. En todo caso, godo o alano, religioso o seglar, obispo o simple monje, lo único que parece medianamente claro en todo este mar de dudas es que nuestro autor se hallaba a mediados del siglo VI en Constantinopla , muy próximo a los ambientes cortesanos del emperador Justiniano, de los que se revela buen conocedor a lo largo de toda su obra.

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