La saga de Odd Flechas

I
Nacimiento e infancia de Odd

Había un hombre llamado Grím, y era su apodo mejillas Peludas. Le llamaban así porque nació con esa marca, pues sucedió que cuando Ketil Trucha, padre de Grím, y Hrafnhild, hija de Brúni, fueron al lecho, como antes se ha escrito, extendió Brúni sobre ellos una piel de animal, pues había invitado a su casa a muchos fines, y por la noche Hrafnhild echó una ojeada hacia fuera por debajo de la piel y fijó su mirada en las mejillas de uno de los fineses, que estaba todo él cubierto de pelo. Y por esto tuvo Grím después esta marca, porque la gente cree que fue engendrado en aquel momento. Grím vivía en Hrafnista. Era rico en posesiones y muy poderoso por todo Hálogaland y en muchos otros lugares. Estaba casado y su mujer se llamaba Lofthaena. Ella era hija de Harald, hersir del este de Vík.
Fue un verano cuando Grím preparó un viaje hacia el este de Vík después de la muerte de Harald, su cuñado, porque tenía allí posesiones de importancia.
Y cuando Lofthaena tiene conocimiento de esto le pide viajar con él, pero Grím responde que no podía ser, “porque estás embarazada”.
_No me contentaré con otra cosa que no sea viajar _ dijo ella.
Grím la amaba mucho y cedió a sus deseos. Era la más hermosa de todas las mujeres y, en todo, la mejor de las que había en Noruega. Su viaje fue preparado con grandes honores.
Grím viajó con dos barcos desde Hrfnista hacia el este de Vík. Cuando llegan a la costa del distrito que se llama Berurjód pide entonces Lofthaena que arríen las velas porque se siente a punto de dar a luz, y sucedió por tanto que los barcos fueron varados. Allí vivía un hombre que se llamaba Ingjald. Era un hombre casado y tenía con su mujer un hijo, de corta edad, pero de hermoso aspecto, cuyo nombre era Ásmund.
Cuando llegaron a tierra fueron enviados unos hombres a la granja para decirle a Ingjald que habían llegado Grím y su mujer. Entonces Ingjald hizo uncir un carro y fue él mismo a su encuentro, ofreciéndoles toda la ayuda que necesitaran o quisieran aceptar. Fueron entonces a la granja de Ingjald. Luego fue acompañado al edificio principal y acomodado en el asiento de honor, y todo lo que se pudiera hacer por Grím y los suyos le pareció poco a Ingjald. Los dolores de Lofthaena crecieron hasta que dio a luz a un niño, las mujeres se ocuparon de él y les pareció que nunca habían visto un niño tan hermoso.
Lofthaena miró al niño y dijo:
_Llevádselo a su padre. Debe dar un nombre al niño.
Y así se hizo. El muchacho fue entonces rociado con agua, se le dio por nombre Odd. Grím estuvo allí tres noches. Entonces dijo Lofthaena que estaba lista para el viaje y Grím le comunicó a Ingjald que quería prepararse para partir.
_Me gustaría mucho_ contestó Ingjald_ recibir de vosotros alguna prueba de respeto.
_Es justo_ dijo Grím_, escoge tú mismo tu remuneración, porque no me faltan riquezas para pagarte.
_Tengo suficiente dinero_ replicó Ingjald.
_Entonces acepta otra cosa _indicó Grím.
_ Quiero ofrecerte la tutela del niño_ afirmó Ingjald.
_No sé como se lo tomará Lofthaena_ dijo Grím.
Pero ella terció:
_Aconsejo aceptarlo, porque es un buen ofrecimiento.
Se los acompañó entonces a los barcos, pero Odd se quedó en Berurjód. Ellos continuaron su viaje hasta que llegaron al este de Vík, y permanecen allí tanto tiempo como les parece necesario. Después se preparan para partir de allí, y tuvieron viento favorable hasta que llegaron frente a berurjód. Entonces Grím hizo arriar las velas.
_¿Porqué no continuamos nuestro viaje?_ preguntó Lofthaena.
_Pensaba_contestó Grím_ que querrías ver a tu hijo.
_Lo miré cuando nos separamos_ continuó ella_ y me pareció que no lanzaba miradas muy cariñosas hacia nosotros los de Hrafnista, así que continuaremos nuestro viaje _añadió.
A continuación llegan Grím, ella y los suyos a su casa de Hrafnista y se establecen en su casa, y Odd crece en Berurjód junto con Ásmund. Odd aprendió las destrezas que los hombres solían conocer. Ásmund le servía en cada una de ellas. Era famoso y hábil que la mayoría de los hombres.
Odd y Ásmund se hicieron hermanos adoptivos. Estaban todos los díoas en el campo de tiro o nadando. Nadie se igualaba a Odd en ninguna práctica. Odd nunca jugaba como los otros niños. Siempre le seguía Ásmund. Ingjald apreciaba en todo a Odd más que a Ásmund.
A todo hombre que consideraba habilidoso para ello le encargaba Odd que le hiciera flechas. pero no las guardaba después e iban a parar a los bancos y a los asinetos de las casas, debajo de los hombres. Muchos se herían con ellas conado entraban en la oscuridad o se sentaban encima. Era esto lo único que le granjeaba a Odd enemistad. La gente habló con Ingjald para que reprendiera a Odd por ello.
_Cuál es?_ preguntó Odd.
_No guardas tus flechas, como es costumbre en otros hombres_ respondió Ingjald.
_Me parece que podrías reprochármelo_ indicó Odd_ si me hubieras dado algo para guardarlas.
_Te daré lo que quieras_ afirmó Ingjald.
_Creo que no me lo darás_ replicó Odd.
_No será así_ dijo Ingjald.
_Tienes un macho cabrío de tres inviernos, de color negro_ continúo Odd_ Quiero que lo maten y que lo despellejen con los cuernos y con las pezuñas.
Y se hizo como Odd había dicho antes y se le llevó la piel y estuvo lista. Metió por arriba sus flechas y más grandes que las de los otros hombres y se hizo además con un arco de tamaño semejante.
Odd solía usar todos los días una túnica de color rojo escarlata y llevaba anudada a us frente una cinta dorada. Llevaba siempre sus flechas allí donde iba. No solía hacer sacrificios porque confiaba en su propia fuerza y energía, y en esto lo imitaba Ásmund, aunque Ingjald era el más importante sacrificador. Con frecuencia se alejaban de la costa los hermanos adoptivos, Odd y Ásmund.




Sagas islandesas
La saga de Odd Flechas
Traducción, introducción y notas: Santiago Ibañez Lluch
Editorial Gredos

Publicar un comentario

0 Comentarios