El Cantar de la Lanza - Darradarliod

Ancha hemos tejido
Nube airada de urdimbre,
Para muerte de hombres,
Sangre está lloviendo;
Crece ante las lanzas
Gris este tejido de las huestes,
Tejen las valquirias
Con roja trama,
Las amigas de Odín.

Tejimos la tela,
Con entrañas humanas,
firmemente sujetas
Por cabezas de hombres,
Son las vianderas
Lanzas sangrientas,
Cubiertos de hierro
Están los largueros,
Con espadas golpeamos
La tela de batalla.

Ahora teje Hild,
Y también Hiörthrimul,
Y Sanngrid, y Svipul,
Las espadas desnudas;
Se rajarán las astas,
Se quebrarán el escudo,
El lobo de los yelmos
Llegará hasta la cota.

¡Tejamos, tejamos
El paño de guerra
Que el joven rey antes ondeaba!
Ahora avanzaremos por entre la gente
Donde los enemigos
Golpes intercambian.

¡Tejamos, tejamos
El paño de guerra
Y luego al jefe
Haremos compañía!
Allí, de los hombres
Ven sangrientos escudos
Gud y Göndul,
Que al príncipe guardaban.

¡Tejamos, tejamos
El paño de guerra,
Allí están las banderas
De hombres aguerridos!
No hemos de dejar
Que su vida se pierda,
Pues sólo las valquirias
Eligen a los muertos.

Mandarán esas tierras
Los hombres que antes
En cabos apartados
Lejos habitaban;
Del príncipe la muerte
Ya está decidida;
Y ahora ante los filos
El noble se doblega.

A los irlandeses
Sufrimiento espera
Que ya jamás, nunca
Olvidarán los hombres.
Tejido está ya el paño,
Y el campo, ensangrentado;
Irán por todas partes
Noticias del desastre.

Es ahora terrible
Ya mirar en torno,
Nubes ensangrentadas
Corren por el cielo;
El aire ha de teñirse
De sangre de guerreros,
Las que guardan la lucha
Ya pueden cantar.

¡Con arte cantamos
Al príncipe joven
Cantos de victoria,
Salud a las que cantan!
¡Que aprenda bien
Quien los escuche
Los cantos de valquirias
Y los diga a los hombres!

Cabalguemos ahora
Nuestros potros a pelo,
Blandamos las espadas,
Vayámonos de aquí.

Saga de Njal – Biblioteca medieval – Siruela – edición de Enrique Bernárdez

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